Mi querida Carmencita...
Mis amigos del CEC están esperando que esta vez escribamos sobre patriotas
o personas que hayan ejercido un papel y un modelaje importante en la historia venezolana,
pero yo hoy prefiero dedicarlo alguien quien quiero mucho y ha sido un
importante modelo a seguir en mi vida y
en mi familia.
En 58 años de vida, puedo afirmar con seguridad, que no es tan sencillo
conseguir muchas “Carmencitas” por ahí repetidas. Me inspira y me sorprende ver integrada en una sola persona, virtudes y
habilidades que suelen ser complementarias y a veces hasta incompatibles.
Eres un ser coherentemente comprometido con ser
feliz y disfrutar de la vida responsablemente. Muchas personas buscan incansablemente la felicidad, pero en ese camino
se enredan y sabotean constantemente. Ese no es tu caso. Empezando por tus
ganas de vivir, tu alegría contagiosa y
tu pasión por la vida, eres experta en ver lo positivo de todas las personas, situaciones y contextos. No importa cuán
pequeño sea el aspecto agradable, tú sabes encontrarlo, resaltarlo, disfrutarlo
y compartirlo prontamente. Estás en
constante práctica y encuentro de las actividades que te hacen disfrutar, sin
descartar probar nuevas opciones que abran otras posibilidades. Te esmeras en cuidar de tu salud cada día porque
quieres estar en el mejor estado para disfrutar de cada instante. Además, cualquier
cosa que haces, siempre le pones amor, ilusión y compromiso.
Tienes una maravillosa y
gigantesca capacidad de dar amor. No importa si es un ser querido, un amigo o un perfecto desconocido, para
ti cualquier ser humano es digno de tu amor, sin importar semejanzas, diferencias,
razas, credos, nivel social o cualquier otra variable. Desde los detalles sencillos
hasta los sacrificios más grandes, el único
requisito requerido para recibir mucho de tu amor es conocerte. Además, tu maravillosa calidez y tu eterna
sonrisa, sirven en bandeja de plata cualquier detalle que ofrezcas, desde los más grandes hasta los pequeñitos.
En paralelo, eres comprometida, disciplinada, trabajadora,
seria y con delicados valores morales. A cualquier persona le inspiras la
confianza necesaria para sentirse confiada, relajada y muy agradecida de contar con tu apoyo. Complementado con gran tu fortaleza interior,
tu capacidad de resiliencia y tu eterno propósito
de continuar con el mayor bienestar posible independientemente de lo complejo
de la situación, nos inspiran en la familia a encaminarnos a lograrlo también.
No puedo olvidar tus eternas ganas de aprender, combinadas
con tu empeño y tu humildad al hacerlo. De verdad nos maravillas a todos. Gracias
por enseñarme que sigue siendo rico aprender a cualquier edad.
En resumen, me siento honrada y agradecida de haber conocido a una persona
tan especial como tú, que además forma parte de mi familia y está muy cerquita
de mí, aun en la distancia geográfica ¡Que bendición tenerte!
Mi querida Carmencita, conocerte y no quererte es imposible….
Un abrazo gigante
Maigua
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