domingo, 30 de agosto de 2020

¿Dónde estas miedo mio? Santiago Porras

 


¿Dónde estás miedo mío?

Santiago Porras Rojas.                                                       24-08-2020

 

 

Dormía en mi cama que estaba próxima a la puerta y un pasillo, en el silencio abrazado con la oscuridad de la noche mientras me cubría con mi cálida cobija.Minutos después de que papá nos bendijera y apagara las luces, mis ojos borrosos ofrecían una imagen en la penumbra que pintaba en el cuadro del puerto abstracto durante el día,la imagen de un ser feroz que aceleraba mi respiración, que hacían que mis ojos huyeran y volvieran a la imagen saltando a los compases de una zozobra cardíaca.

Quizá ya habías habitado en mis años pre infantiles en aquella existencia tuya en la que era tan feliz en la inconsciencia. Lo seguro era que, al salir el Sol, la imagen tenebrosa al igual que yo en la oscuridad, sentía miedo de encontrarme erguido. ¿Me tendrías miedo?

Volvías en silbidos opresores de mi pecho, que se ahogaba al no encontrar suficiente oxigenación, momentos en los que sentía que la vida se acabaría. ¿Qué secretos tuyos se agitaban en mi ofuscada respiración? El asma venía y se iba a consecuencia del polen, alimentos, animales y jardines. La vida es respirar…hasta allí te alojaste, miedo a los perros, miedo al jardín, miedo a las rosas,miedo a comer cualquier cosa, miedo a cuanto existiera en la naturaleza.

Luego me visitaste en el entorno escolar, dónde aprender implicaba utilizar un sujeto incomprensible para mi, era una frase de adultos para los niños “haga uso de su materia gris”, yo comprendía que tenía que ver con la idea de ser flojo o bruto, pero ¿Qué es la materia? Yo entendía que materia eran las matemáticas, el lenguaje, religión.

Te convertiste en un lobo que viniste por vez primera en 2do grado en la boleta que coloreó de rojo un 08 que, provocó una amenaza que al pronunciarse se hizo realidad “¡si vuelves a sacar 08 te daré una pela!”, y me la dieron. ¿Qué será mas importante: aprender o sacar una nota que guste? Así, te convertiste en números, formulas, teorías matemáticas complicadas.

A partir de ese momento te aparecías en cada evaluación que me hicieran, en cada juicio de aprobación o rechazo, que me impulsaron a ser uso de mi caja de herramientas personales, en donde habían talentos naturales para superar los mensajes de repudio o decisiones que me exponían a convivir contigo desde la amenaza.

Otros por su parte, creían que era fácil ignorarte o no sentirte “pero no seas miedoso…no le tengas miedo”. No entendían que, si te ignoro en un momento de peligro, podría luego de mayor, perder la vida. Gracias a que comprendía que lo conveniente era hacer otra cosa (sin saberlo), logré a través de la ira provocada por algunos que, por considerarme miedoso, fuese visto como un pendejo. Reconocí que, así como tu estás presente, del otro lado está mi valentía, para superar retos, desafíos o adversidades.

Luce inverosímil, pero de niño soñaba con ser un torero, ¡y mira que un toro de verdad mete miedo! La pasábamos muy bien una banda de amigos grandes y chicos, cuando papá, los tíos y mis primosgozábamos imitando a un diestro en los palcos del corso, por una herencia española que llaman fiesta brava.

Una tarde en los páramos andinos, por evitar que una vaca cayera sobre un techo, desde una colina, con mis primos logramos hacer que rodara y diera vueltas mientras caía pendiente abajo, lo que hizo enfurecerla de tal forma que nos persiguió para envestirnos. ¡Gracias a ti mi miedo sano!, superé a la bestia que llegó a estar muy cerca, pero me convertiste en cual atleta de 7 años, para hacer el mejor salto desde la tierra hasta engancharme a un muro burladero. Fuiste la magia que me volvió invencible.

¿Cuántas veces en la adversidad y en las “chiquitas” (en el momento mas adverso de una situación) me has servido para activarme y salir victorioso? Muchas!

Suelen alentar los mensajes e invitaciones a eliminarte, yo en cambio considero que ha sido preferible y muy conveniente valorarte como aliado, ya que si te coloco frente a mi; tiendo a paralizarme, y si te dejo ignorado detrás de mi, puedo hasta perder la vida. Por ello la relación que mejores resultados me ofrece es, llevarte a mi lado como un aliado. Quizá tus maneras no me gusten tanto, en todo caso cuando encuentro que en un desafío tu voz me invita a mostrar mi valentía, entonces nuestras relaciones facilitan que sepa utilizar mejor aquella materia gris de la que hablaban mis maestros.

¡Que bueno que, al ser mi miedo, estés al lado mío como aliado!

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