Mi Niño Jesús
¿Qué significa la presencia del Niño Jesús en mi vida? Es el abrazo necesario para caer de pie. Cascabel de risas y alegría que hace de cada día algo extraordinario.
Es el árbol cuya sombra protectora no tiene linderos ni extravíos. Es el ancla cuando a la deriva y sin vela no logro ver más allá de mi horizonte. Es la grieta que me esconde de mi misma. Es el silencio cuando las palabras no son capaces de nombrar eso que soy o siento. Pegamento de retazos, gesto que acaricia, o quizás un camino sin retorno.
En la noche más amarga se hizo cielo estrellado, para hacerme entender que cuando nos queda la bondad la luz no muere, solo se multiplica. Se vistió de zorro para que yo pudiera comprender que la soledad de la muerte no es más que la incertidumbre frente a la infinitud de la existencia.
También ha sido cómplice de mis batallas, dibujando estrategias. Cómplice en el grito que llama al viento para alejar las tristezas. Cómplice en el riesgo de vivir, en el riesgo de la entrega y el compromiso. Cómplice de mis poesías ocultas, de las pasiones que alimentan mi alma, de mis argumentos fuera de toda lógica. Cómplice en la locura de dar, en la locura de amar.
¿Cuándo vino el Niño Jesús a mi vida? Cada día que he vivido. Su presencia, su amor y su ternura han hecho de mi vida un milagro.
Irma Wefer
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