Por: Martín A. Fernández Ch.
FEBRERO
2022
Era un día hermoso, con una mar tranquila, sin oleaje porque el viento aún no había despertado, a pesar de que el Sol había hecho presencia desde hace rato. Pelícano estaba a la orilla de su bote, en el lado de estribor, con las alas extendidas, soleándose y observando a sus dos muy apreciados amigos de aventuras: Delfina Guacamaya y Mantarraya Azulejo. Él pensaba que no podrían estar juntos toda la vida y que era momento de que cada quien tomara su camino, así que se lanzó al agua para hablar con ellos.
-¡Amigos! Quiero conversar con ustedes- dice
Pelícano, con un semblante lleno de tristeza, porque por más que estaba
consciente de que era necesario decirlo, sabía que el momento iba a ser desagradable
para todos.
Delfina y Mantarraya pararon sus juegos
y atendieron a Pelícano, extrañándose del tono de voz y de la expresión que
mostraba la cara de su amigo de plumas, la cual nunca habían visto.
-Como es evidente, no tengo edad para
llevar el ritmo de las aventuras que estamos viviendo. Además, es momento para
que sigamos nuestros caminos y hagamos vida aparte, ya ustedes saben cuidarse y
son muy ingeniosos para enfrentar las dificultades– dice Pelícano, dejando
escapar algunas lágrimas, demostrando su descontento.
-¿Qué quieres decir Pelícano? ¡Qué nos
tenemos que separar!– dice Delfina Guacamaya de manera muy emotiva y mostrando una
terrorífica preocupación.
-¡No lo digo por nosotros! ¿No entiendes
que Pelícano va a estar solo?– le responde Delfina a Mantarraya, con tono brusco
y mostrando malestar.
-Él es bastante mayor y tiene la suficiente
sabiduría para sobrellevar la soledad,
así que bájale dos a tu sentido protector de mamá– dice Mantarraya.
-No discutan chicos, por mi no deben
angustiarse. Lo que les digo es que en algún momento tenemos que separarnos.
Esto es algo natural, los miembros de una familia, sobre todo los hijos, en
algún momento se van de la casa a prepararse para formar sus propias familias– dice
Pelícano, buscando la manera de hacerles entender que la vida continúa.
-Pero, ¿y cuando nos volveremos a ver? Quiero
que estés conmigo en mi cumpleaños– dice Delfina, quien ya su voz se estaba
quebrando de tristeza, dejando evidencia que no estaba conforme con esa
decisión.
FIN
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