ME ESCRIBO A MI
Veloces retroceden las manillas del tiempo
Ve a colgarte en tu cordón umbilical
Une tu frágil latido,
al latido materno ya muerto
Succiona la sabia de vida,
que te alimentó al minuto exacto
Hostia calzando tus células,
tu línea de embrión divino
Mi madre amuebló sus entrañas,
me cobijó en su diminuto paraíso
Donde mis sentidos plácidos
succionaron parte de su cuerpo
Acostada en el milagro de la vida
Crecí a la luz de sus entrañas
Con el epoxi acero de su genética,
equipando mi alma de azules diamantes
Un día amanecí,
sin mi cordón umbilical
Mi vientre materno,
me había vaciado
Puso kilómetros,
entre su calor y mi frío
Entonces odié el amor,
morí de amor
El surco de su ternura,
cavó una fosa de losa fría,
entre mi cuerpo y su distancia
Divagué azul, sin oxígeno
Ahogada en mi propia lluvia
Sin tutela, ni aviso,
se ensanchó mi pulmón existencial
El dolor del amor podó la yedra
La carne viva de la herida,
se hizo costra,
cicatriz dorada y esbelta
Me hice niña vieja
de juguetes efímeros
y muñecas muertas
El recuerdo encerró mi niñez
en su caja fuerte de mil llaves
El torbellino de mi adolescencia
Se batió efervescente
En la plenitud de la algarabía
Los vestigios del dolor
Apenas reverdecían
Mi rebeldía había atropellado
Las sombras del dolor y la queja
Mis caminos se hincharon de flores
Mi pacto con la alegría
Me hizo luminosa
Mi juventud me inflamó de sueños
Descalcé mis pies, empuñé mis libros
y me batí en retos para abrazarlos
Gracias a mi niñez,
de campos minados
Había surtido mi alma,
de abundante generosidad
Gracias al dolor sin quiebre,
Había templado el acero de mi alma
Mi maestría en el dolor
me dio precocidad del buen vivir
Me hizo a tiempo y a destiempo
Sabia y vieja,
naciendo a la vida cada vez
He trotado caminos del mundo
Dejando huellas y aliento
Sembrando sueños
Cosechando oro y cenizas
como argumento
Un día, me iré abrazando a la vida
y a la muerte por igual
Un día, sabias las dos
se acostarán en mis costados
felices de haberme amado…
Gudelia Cavero Hurtado
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