¿Qué hubiera pasado conmigo si hubiera tenido abuelos en mi vida?
Fue un 11 de enero del 1945 a las 8:30 am, cuando un ser vulnerable y ansioso por ver el mundo, sale del vientre mágico de su madre, hace exactamente 77 años y 303 días, y fue cuando Eugenia Antonia, de 30 años, se convirtió en lo más sagrado que una mujer puede aspirar en su existencia, ser madre, de un ser único, que al despedirse de su vientre, el universo decidió que saliera al mundo de “pie”, condición muy peligrosa para sobrevivir en un parto, pero bueno, heme aquí “vivito y coleando” y aquí, “entre tú y yo” parece que es verdad lo de la suerte y lo que iba eso a significar en mi vida, aun sin abuelos.
Y como caso atípico, por el lado de los ancestros de mi padre, no conocí a nadie de su árbol genealógico, ni tíos, ni primos ni abuelos y por el lado de mi madre, solo conocí a mi abuelita, que, por vivir con una de mis tías, y la poca frecuencia de encuentros, solo recuerdos vagamente su presencia en el desarrollo de mi niñez e infancia sin tener anécdotas ni eventos que hubieran marcado mi crecimiento. O sea, nunca tuve la oportunidad de conectarme, compartir y valorar la magia que trasmiten y representan los abuelos, situación que aprecié, cuando en mi crecimiento escuchaba a mis amiguitos expresiones y declaraciones que me daban envidia. “mi abuelito me dijo que eso no era verdad”, “mi abuelita me va a comprar el regalo que más quiero”, “mi abuelito me va a enseñar jugar beisbol, “ayer fuimos al parque con mis abuelos, a volar papagayo”, en fin, nunca escuché en mi casa, invitaciones sugestivas que me dieran la libertad de ser y hacer lo que yo quería y comencé a preguntarle a mi papa, porque yo no tenía abuelos y sus repuestas, todas inconformes e incompletas fueron; “porque murieron muy jóvenes”.
No puedo ignorar que mi padre, pudo haber ejercido un doble rol, y que siempre su acercamiento lúdico estuvo visible. No obstante, hoy en día siendo abuelo y pronto bisabuelo, reconozco que la figura de un abuelo es fundamental en el crecimiento de un niño. Y la realidad fue que así crecí, maduré, me casé, tuve 3 hijas y hoy soy abuelo de 7 seres especiales, 5 varones y 2 hembras, todos con la suerte de ser formados por padres dedicados que me permitieron apreciar y cumplir con el Rol que nos hace más humano y complementario, sin tener responsabilidades directas y poder alcahuetear, para encubrir acciones y/o travesuras no aceptadas por los padres, para así salpicar polvos de estrellas sobre sus vidas”. Y esto comenzó a mis 53 años de vida activa, cuando me convertí en abuelo, sin haber sentido la imagen e influencia de un abuelo en mi familia, ni sentir ese “hilo fugaz” interno indescriptible, que quizás los abuelos de este grupo sabrán apreciar. Ser abuelo es un título especial, es ser un Dr. en “Alcahuetería”.
¿Habrán sentido y actuado mis abuelos, como yo lo hice?, ¿lo que estoy sintiendo hoy?. Antes que lo piensen y me lo digan, sí, me volví loco y fastidioso con mi primer nieto y no quería salir de la clínica y pedí una semana de permiso porque pensaba que la hija y el yerno necesitaban de mi sabiduría y experiencia y además, no quería perder la oportunidad de ver la primera sonrisa de mi primer nieto. Así pasaron las semanas y meses con la insistencia de hacer turnos para cuidar a mi nieto. Su abuela, más madura que yo en esos menesteres, quizás porque ella si vivió el abuelazgo esperado, fue la que me hizo entrar en razón y hacerme ver que cada momento tiene su valor y un precio emocional, y fue verdad, porque, casi cada año llegaron otros 4 varones en serie, que llenaron mi vida de momentos especiales, antes de tener dos nietas que son las luces de mis ojos .
Se pueden imaginar los cumpleaños de mis nietos y sobre todo de ese primer nieto, con quien se formó una cofradía entre los dos y fue quien vivió más tiempo en Venezuela ya que solo 2 de 7, son venezolanos por nacimiento. Se imaginan, llevando al imperio piñatas de 1.7 metros, más grande que yo (Spiderman, Superman, Big Bird, el Dinosaurio Barney) en el avión, y luego para que me la entregarán afuera del maletero en Atlanta, Seattle y en un Ferry hacia la Isla Victoria, frente a Vancouver?. Todos los gringos del viaje me miraban con espanto y yo me pavoneaba con orgullo haciendo alarde de mi osadía del momento y lo que iba a pasar cuando mi nieto me viera.
¿Se pueden Uds. imaginar ese momento?.
Si son abuelos, SI, Todo esto, y mis reflexiones de que las muchas travesuras en complicidad con mis nietos, no la viví, Yo como nieto. Que cuando llegaban a nuestra casa, corrían para contarme lo que le hacia la mama o el papa o para que le enseñara la magia que yo les hacía con secuencias que yo sabía que iban a pasar y que al contar 3 o soplar, sucedían. WOW Abuelo, Tu eres Mago!. Realmente era un mundo mágico para los dos y un aprendizaje mutuo de lo que era el amor puro hacía una atracción natural que no se mide, ni se ve, solo se siente.. Y así pasaron los años, ahora todos están viviendo en EE UU, con mucho menos oportunidad de compartir con ellos, sino virtualmente, pero siempre con el deseo de vernos y recordar esos momentos mágicos. Hoy, 3 están graduados, 3 están en la universidad y la ultima nieta de 17 años lista para entrar.
No los voy a aburrir de que hablamos cuando coincidimos, pero si compartir la reflexión de algo que no pude vivir como ellos lo han vivido conmigo. Tener unos abuelos panas. Y al preguntarme, ¿Qué hubiera pasado conmigo si hubiera tenido abuelos en mi vida?, Les confieso que mis respuestas carecen de verdades, pero sí de soportes de valor de lo que sintieron mis nietos en su formación primaria y lo que me hace argumentar que tener un abuelo es tener y potenciar seguridad en los momentos álgidos de la vida, tener un abuelo es tener un Pana autentico y alcahueta cómplice que tapa situaciones que sus padres no tienen que saber, tener abuelo es apreciar lo que los buenos amigos serán, un gran pilar en la vida desde que somos niños. Me imagino que la figura del abuelo moldea nuestra vida desde que somos niños. Los abuelos, por mi experiencia, son esos guardianes protectores que hacen hasta lo imposible y a veces lo incorrecto, por tener el amor de sus nietos. Sin embargo, hay ocasiones en las que no todas las personas tienen la dicha de tener un abuelo o un buen abuelo con quien disfrutar su infancia, escuchar sus historias, consejos y hasta aprendizajes de la manera más tierna posible. Pienso que ser exitoso, ser una buena y cariñosa, en lo positivo es gracias en parte a la presencia de un abuelo que se convierte en un pilar importante de nuestra vida.
Si, no tuve abuelos, pero pienso que ese rol, lo supieron ejercer mis padres, quienes sin preparación alguna, lograron sembrar, maestría, seguridad, apoyo emocional, practicar tolerancia y socialización. ¿Sería más feliz, si hubiera tenido abuelos, NO SE, y no me debe estresar esa realidad? . El valor del balance y la compensación existe y de pronto trabajó para mi. ANGEL CEBALLOS/ 30-10-2022
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