Autor: Jesucita Peters S.
Fecha: 28-05-2023
Cuantas veces hemos
susurrado, será posible cuantificar , no lo sé, pero lo que si es cierto es que
en nuestro transitar en cada momento hay un susurro, porque en cada paso de
nuestra vida ese yo interno está conectado con todas nuestras vivencias
agradables y otras no tanto, pero vivencias al fin, que van moldeando tú yo y
que te sirve para definir tu personalidad, es ese “Pepito Grillo” que de una u
otra forma constituye la guía para todo lo que hacemos, está muy ligado y
asociado al remordimiento según los cánones sociales que marquen nuestro entorno
, según eso podríamos calificarlo como que actuamos bien o mal ante una
situación particular.
Existen susurros que atormentan el alma, pueden ser tan
inquietantes que hasta la actividad onírica puede verse interrumpida,
creándonos desasosiego, intranquilidad, angustias; llevándonos a hacernos ciertas interrogantes que
puedan justificar nuestro actuar, a fin de calmarnos.
También hay susurros que pueden invadir y fomentar momentos
de bienestar, no hay susurros más maravillosos que cuando se está enamorado en
dónde los colores, sabores y olores adquieren otra vibra y nos hacen sentirnos
que la vida es bella y espléndida y qué vale la pena vivirla. Quizás por eso se
dice, que el que no ha estado enamorado no ha vivido, cuantos susurros
implícitos en ello, increíble no lo había pensado antes.
Las emociones están muy asociadas a nuestros
susurros, por cuanto existen momentos de mucha intensidad en nuestras
vidas:cuando nos graduamos: cómo saldrá todo; al cazarnos: habré escogido a la
persona ideal; antes de nacer un hijo: susurramos vendrá bien, sin anomalías;
cuando tenemos a un familiar enfermo, entre muchos
otros, las emociones presentes en esos eventos hacen qué nuestros susurros no
nos abandonen.
Me acuerdo en unos de esos viajes míos, siempre me
ilusiono
ir a Venecia y cuándo estuve allí fueron tantas
emociones y susurros que invadieron mi alma de gozo, cómo no recordarlo.
Cuando vi esas caritas y revisar a mis hijas al
nacer que estaban completas, cuántos susurros y agradecimiento porque así haya
sido.
Ver mis hijas hoy convertidas en mujeres
profesionales, madres y esposas, aunque no lo diga los susurros siempre estarán
presentes para enorgullecerme.
Que increíble, tenemos aspectos de nuestro
transitar en este plano que no los hacemos conscientes ya que se dan por
sentado, pero están allí formando parte de nosotros “ssssssss” bajito suave
suavecito, el susurro.
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