martes, 13 de febrero de 2024

la casa de infancia de Santiago “El Musiú” Porras

 

MENSAJEDIGITALAL Sr. EDIFICIO GUARANÍ 1-1

 

Llevaba a la Oficina de Correos del Clot – San Martin Barcelona 18018 en España, una carta escrita e impresa en papel, en un sobre cerrado, dirigido a Sr. Edificio Guaraní. Piso 1. Apto. 1-1. 3ra Avda. de Santa Eduvigis con Avda. Rómulo Gallegos – Dtto. Sucre Zona Metropolitana Caracas -Venezuela. Código Postal 1071.

 

Le pedí al dependiente que fuese un correo expreso y directo al destinatario.

 

El dependiente al leer el sobre me preguntó - Es muy curioso, tengo 22 años en correo y es la primera vez que veo que un destinatario se llame “Edificio”.

 

Entonces le dije -Bueno, lo que ocurre es que quiero enviarle una carta a la casa de mi niñez y como no conozco a la persona que hoy la habita, la dirijo de esta manera.

 

-         ¡Que ocurrente es usted! Y se río, buscando con la mirada a sus compañeros y les dijo – ¡Aquí hoy ha venido un soñador!… que quiere enviarle una carta a un edificio! ¿Os imagináis la cara del casero, cuando el cartero que entregará la carta anuncie, a quien la reciba – Correo expreso para el Sr. ¡Edificio Guaraní!?….

 

…Y todos se rieron a carcajada batiente.

 

Se encontraba entre las otras personas en espera para enviar sus correos, un joven de unos treinta años quien empatizó conmigo e intervino.

 

-         Señor, la evolución del correo es impresionante. La era digital nos facilita la digitalización de las comunicaciones, la hace instantánea a través de un ordenador o smartphone. En su caso yo, la lanzaría de forma electrónica a la nube. Existen espacios digitales colaborativos, a través de los cuales la carta al señor edifico, puede ser leída por miles de personas. Seguramente hasta encontrará a otras personas que empatizarían con su mensaje o le criticarían…hay de todo en las redes.

 

Sus palabras me reconfortaron, animándome a encontrar una opción para escribirle un mensaje de remembranzas y agradecimiento a los espacios en los que viví mis primeros años infantiles.Entonces, le respondí al joven.

 

-         Oye, ¡muchas gracias! Al escucharte, me has regalado un nuevo alcance para hacer llegar mi mensaje a la casa de mi infancia, en donde ocurrieron momentos que hasta hoy permanecen entre mis preciados recuerdos.

 

Tomé el sobre, me despedí del gestor de correos amablemente para salir de allí a mi casa y, aprovechando las posibilidades que me ofrece ser parte del Club de Escribidores Creativos de la Sociedad Venezolana de Psicología Positiva, en la que disfrutamos de un blog estupendo, envío el mensaje para que transite libre en la red.

 

___________      MENSAJE AL GUARANÍ DE MI INFANCIA.  ___________

 

¡Hola Guaraní!

 

No se si sabes que regreso hasta ti con cierta frecuencia, allí donde estás desde principios de los años sesenta del siglo XX. Como te digo, en ocasiones me tomo de la mano de mis recuerdos y llego a tu portal amplio revestido de piedras naturales con tu nombre en hierro forjado. Quiero con mis ojos, tocar tu timbre y volver a verte como eras entonces.

 

Vamos por parte…

 

Tu Suelo:Eran los comienzos de los años sesenta, llegué en brazos (no lo recuerdo) y tu suelo de granito, fue pronto mi seguridad en las que mis manos y rodillas se deslizaban para ir de un lado a otro para conocer cada rincón y espacio familiar compartido. Es verdad, no recuerdo haberlo hecho, pero, mis padres orgullosos de mis progresos capturaron imágenes de mis andares a gatas.

 

Mi habitación:Allí en tus espacios, se develó una de mis primeras imágenes con las que mi memoria me hizo consciente de mi capacidad de autoobservación. Es aquel fenómeno de aprender a ser como una cámara cinematográfica. Allí me reconozco tumbado en mi cama en la habitación adicional a la principal, en las penumbras del descanso nocturno, en la que un cuadro del pasillo entre mi habitación y las de mis padres, se transformaba desde un paisaje portuario en las fauces de un monstruo que me daba un susto cada noche por un largo tiempo y me desveló en muchas ocasiones…es aquella imagen la que me hizo experimentar mi primer miedo consciente.

 

En aquellas ocasiones logré la dulce empatía de papá…entre la sensación de intimidación imaginaria, mi voz trémula llamaba – Papá…no puedo dormir, aquí veo un monstruo que me quiere comer…y Papá venía, me escuchaba y sobándome la cabeza me decía – No es nada hijo, no veas para allá…cierra tus ojos que el Ángel de la Guarda está aquí al lado tuyo, toda la noche…

 

Mi hermana Elisa:Allí también está Elisa, mi primera compañera de la vida, mi hermana mayor. Es la hermana con la espontáneamente decidimos decirnos como nombre “hermano”…”hermana” y así fue como ese nombre encajó perfectamente y si alguien nos preguntaba por el nombre nuestro <<¿Cómo se llama tu hermana? Y respondía “hermana”… “hermano”. Diez años mas tarde, cuando vino otra hermana…mi mamá estando en la mesa de comedor me dijo

 

-         Ve a darle una vuelta a tu hermana

 

Entonces, miré a mi madre extrañado, pues mi hermana estaba sentada justo a mi lado, haciendo la tarea…y mi madre me insistió

 

-         Pero hijo…te he dicho que le des una vuelta a tu hermana.

 

Ante tal insistencia, me puse en pie y lentamente caminé alrededor de mi hermana…y mi madre se echó a reír y me dijo…

 

-         Hijo mira, lo que te estoy diciendo es que vayas y veas a tu hermanita recién nacida, que está en mi habitación.

 

A partir de allí decidimos que nos llamaríamos por nuestros nombres, que en mi caso como sabes, desde que nací los amigos de mis padres, me bautizaron como el “Musiú” y a ella la empecé a llamar por su nombre “Elisa”.Con mi hermana andaba siempre, jugábamos, inventábamos, nos bañábamos, comíamos, hacíamos tareas, al parque juntos, muy juntos.

 

La vista al Ávila:Mientras te digo esto, también en ocasiones, de los infinitos días primaverales de la ciudad, desde la ventana de nuestra habitación, se imprime en mi visita las veces que los hermanos, parados juntos por la ventana de nuestra habitación, yo impulsado con la punta de mis pies con los manos sobre el marco de aquella ventana, nos quedábamos gozando de nuestra montaña verde y gigante. El Ávila majestuoso, en la que veíamos entre su follaje, una especie de cola de cabello, entre gris y blanco a lo lejos…esas cascadas naturales que parecían estáticas en la distancia y que luego logramos verlas fluir con sus sonoros andares cuesta abajo.

 

Ser grandes en la habitación de los papás.. la importancia de un Santo en el momento de un pinchazo …Una caja de herramientas para curar la inflamación del colón…Juegos, fiestas y ratos entre amigos grandes o chicos :También entre las fantasías y los deseos de ser como la gente grande, explorábamos los gabinetes de los escaparates en la habitación de nuestros padres y por ello la mejor forma de ser unos señores, era calzarnos los zapatos de nuestros padres, ponernos la colonia de papá o de mamá para oler y sentirnos ser grandes…arrastrando los pies. Ahora se acaba de iluminar una sonrisa en mí rostro.

 

Allí también había un crucifijo sobre la cama de nuestros padres, y en una ocasión de enfermedad, debían ponerme una inyección…Para alcanzar a superar el dolor del pinchazo dije – por favor pásenme un santo. Mi mamá trajo uno diminuto; San Antonio, de su mesa de noche…el cual sigue hasta hoy en mi mesa de noche.

 

No te lo puedes creer, en esa habitación, después de un almuerzo, se reunían sobre la cama. Mi mamá y las tías. La médico, las hermanas de mamá, tías Bebé y Clemente junto a una hermana adquirida de mi madre, mi tía Lourdes Vecchionne. Es una excelente doctora, es como un José Gregorio Hernández para nosotros. Entre sus más poderosos tratamientos, había uno sorprendente. Ella comía como lo hacen los italianos….muchooo y después mientras se acomodaba en el colchón decía “Tengo muchos gases. -Musiú, trae la caja de herramientas de tu papá”. Yo corría a buscarla y ella me decía - Pónmela sobre la barriga. Entonces me decía…. – Con esto en un ratito se me que quitará la inflamación. Hice la prueba… Pruébenlo, porque yo también lo hice y ¡funcionaaaa!!.

 

…Llega de pronto nuestra inventiva entre tus espacios interiores, junto amis mejores compinches para hacer el juego denuestros teatros infantiles, cuyo escenario era la antesala que desde el recibo nos facilitaba un arco que nos llevaba a las habitaciones, pero que, para nuestra puesta en escena, sirviera de burladero como las de una plaza de toros, en la que junto a mis primos Pascual y Andrés éramos los maestros de la fiesta brava. Era la recreación del disfrute de un encuentro entre amigos grandes y chicos quienes con frecuencia nos igualaba con nuestros padres y tíos al mismo nivel. Éramos amigos todos cuando asistíamos al Nuevo Circo de Caracas. La fiesta Brava era una experiencia de libertad, la confianza distinguía nuestros vínculos, sin exigencias, desprovistos de cualquier mal genio adulto.Desde mis 6 años asistíamos al Nuevo Circo de Caracas para ver torear a grandes toreros de entonces: César Girón, El Cordobés, Luis Miguel Dominguín y otros tantos.

 

En aquella plaza diminuta, fantástica y con solo una toalla grande que, hacía de capote, unos palos de gancho de ropa que hacían de banderillas, una espada plástica de pirata que lucía como el “estoque” mortal, nos develaba como los “maestros”de la fiesta brava: hacíamos juntos y alternando cada “bestia”; de toreros, público, corneta, banda de pasodoble, picadores, banderilleros, peones y unos verdaderos valientes ante toros imaginarios que siempre sabíamos torear.

 

Entonces, hoy aprecio que, en esos ratos, la libertad, la camaradería, la alegría compensaban otros vínculos opuestos más rígidos, frente a otros Minotauros que de pronto encontré también entre esas, tus estancias.

 

Amores que alimentan, consienten y desafían los gustos:Camino al salir del pasillo de las habitaciones hacia la cocina, miro en la pared de la derecha al teléfono negro de dial rotatorio…¡está repicando! …¿Lo atiendo? Si lo agarra mi mamá, se va a recalentar seguramente…mínimo hora y media ¡dándole a la lengua!...recuerdo nuestro número en el centro del dial rotatorio 34-20-05.

 

Ya en la cocina me estoy viendo como el consentido de mi mamá, sentado en mi banquito blanco de cintas elásticas, con mis piernas estiradas, posadas sobre las piernas de mi madre, una mujer bellísima y elegante que le encanta y que cada día allí me decía – Ven mi vida, pon tus piecitos aquí, donde a ti te gusta. Una arepita es el pan diario desde aquellos días..¡Que divinidad!

 

Yo recuerdo que allí los almuerzos, que eran en el comedor principal, más eran las veces que no quería comer cosas tan horribles, como una lengua…si una lengua con papilas y de una vaca ¡Ascoooo perro! Y otras especies culinarias mondongueras y menjurjes feos a mi vista…y entonces la bella mujer de quien te he hablado, se convertía en bruja y me decía….-No te pararás de allí hasta que te lo comas todo!...que incongruente puede ser la belleza, pues entre hígados, lenguas y otros peces feos, hasta la mujer amada puedeembrujarse.

 

Así pues que hacíamos pulso para ver quien triunfaba…yo con obstinada paciencia, cual pedestal, me quedaba tranquilito…mira pa´rriba… pa´llapa´ca, pa´un lao y pa´otro y la bruja se iba…entonces yo que, tenía un vaso de plástico no transparente de color verde…rápidito, lo llenaba de la comida, me levantaba y sigilosamente rápido, me metía entre el horno y la nevera, la que tenía un cobertor en el que guardaba su motor, para lanzar por ese hueco los deshechos espantosos y quedaba extraordinariamente bien, al lograr mi imagen de obediencia impecable, junto con las evidencias de haber sido aquel queno dejaba nada en el plato…Hasta que un día a la mujer bellísima le llegó un olor putrefacto y le dijo a Teresa, nuestra amada nana  -Aquí como que hay un ratón muerto, detrás de la nevera…entonces aprendí una verdad inexorable “La mentira tiene patas cortas”. De todas formas, la mujer más hermosa y bella del planeta y yo seguimos enamorados.

 

Esto de no comerme lo horroroso, requirió un cambio de estratagema. Fue como entonces, otro día de resistencia. Decidí esconder el plato “guácatela” dentro del closet de las toallas para el baño…No preví entonces, que llegaría, mi vecino el tío Andrés, hermano de la bella mujer quien vivía en la puerta 1-2 tuyo, Guaraní…Vino el joven tío quien decía -Me voy a bañar…y pasó directo a la habitación…corrí desesperado y me planté ante la puerta del closet, convirtiendo mis brazos en una valla que impidiera la apertura de la cueva en la que había colocado el plato “guácatela”. Entonces sorprendido, el tío dijo -Pero…¿qué te pasa muchacho?, respondiéndole nervioso -No lo abras, por favor…!no lo abras!. El tío deslizó la puerta del closet, encontrando el cuerpo del delito de mi estratagema fallida y dijo – ¡Muchaho `el Carajo…!!! Que vaina más buenaaaa. Cogió el plato y no pasó nada…!Ufff! Que pana, mi padrino.

 

Hablemos de nuestros vecinos:A propósito de este personaje, sabes bien que en ese apartamento contiguo vivían los tres hermanos solteros de mamá, la bella dama de mi corazón. El tío Andrés mi padrino, la tía Clement, la morena y pava más guapa de la tierra, quien cada vez que me abrazaba, provocaba derretirme entre sus brazos, sus caricias en la espalda, cuando me daba los episodios asmáticos, tenían el poder curativo contra la disnea. Cuanto amo a la tía Clement que hoy, vive en el cielo. De gratos recuerdos a su vez, también vivía una niña grande, bien catira, de ojos azules…Ella un ángel que convivió con nosotros; la tía Chiquinquirá, llamada cariñosamente la tía Kika. Ella era especial, ya adulta seguía jugando con muñecas y escribía con una caligrafía infantil o de los mas viejitos. Eso sí, con una fuerza física como la de un Sansón, para mover los objetos más pesados de una casa. Prefería comer escondida…al lado de la batea, porque le encantaba prepararse un bollo de pan francés que sumergía entero en un vaso grande de café con leche. Siempre nos decía cariñosamente -Mira negrito…sacaba de su sostén una carterita para contarte cuantos billetes de diez tenía reunidos, junto a lochas, medios o reales, para comprarse otra muñeca. Sabes Guaraní, todos la amamos mucho, y ella me concedió el privilegio de asearla, cambiarla, abrazarla y besarla, la noche previa, a su amanecer y el reencuentro con los abuelos en el Cielo.

 

Hablemos de los asiduos y muy generosos tía Bebé y tío Taíto: Estos tíos son los coprotagonistas de la hermandad entre primos. La tía Bebé, la hermana mayor de mamá y su esposo, en guaraní eran la visita infaltable de los domingos familiares. Allí disfrutamos infinitamente una convivencia sana para inventar, jugar, reír, pelear, mediar, comer, saltar a través de incontables días gozosos, repletos de salud que hizo con todo lo que pasó entre tus espacios, Guaraní, se quedaron dentro de nosotros.   

 

Mis queridos: Teresa, Segundo y Fidelina:En la cocina también conocí a un ángel que vivió con nosotros hasta que se mudó al cielo. Teresa, era nuestra nana, quien llegó gracias al Señor Segundo, el chofer del autobús nro. 3 del Colegio Claret, donde inicié mi vida estudiantil. Segundo, a quien primero buscaba, cuando hacia el recorrido era a mí y, por tanto, era yo el que debía de levantarme sin dilaciones. Esto fue siempre un desafío, por eso, vestirme fue un spring matutino diario, era todo un reto levantarme dormidoy ponerme medias disparejas y olvidar útiles cotidianamente…Me encantaba soñar dormido o despierto…y sabes Guaraní, lo sigo haciendo.

 

Mi amigo Segundo nos trajoa Teresa:Volviendo a Segundo, entre él y yo surgió una amistad maravillosa y por ello un día mi mamá conversó con Segundo y así llegó Teresa a nuestra casa…Teresa se quedó con nosotros, sabes que conmigo fuiste cariño y consentimiento. Hablabas de que veías a la Virgen en nuestra cocina y cuando veías el remolino en mi cabeza, le decías a mis papás -Este niño va a ser Papa. Con los años hemos constatado la verdad de lo de ser Papa, pero con acento en la última á.

 

Otro día encontré en la zona de lavandería una señora joven, grande y corpulenta, propios de las gentes de la tierra del quitiplas…de un lugar en donde el áfrica danza entre el sonido onomatopéyico …Curiepequiti..plas…quiti..plas…quitiplas. La negra Fidelina siempre buenamoza, nadie como tú para hacer un arte al lavar y mejor aún, planchar. Negra que llegaste joven y te quedaste en nuestros corazones y eres otra abuela consentidora que la vida nos regaló. Tu excelencia, luego, me hizo un “tiquismique”(*fastidioso) con el planchado de mis camisas…

 

El Salón de la TV – El Nacimiento y el arbolito de navidad: Al otro extremo de la cocina estaba el televisor blanco y negro.  Una caja de metal, cuyos botones de encendido/apagado y rueda de cambio de canales, al encenderse, trasmite una señal que parecía un juego de ludo con un círculo diminuto en el centro, desde el que unían a cuatro triángulos en forma de cruz, hasta que las estaciones de televisión iniciaran su programación. Este era uno de los más deseados espacios de las mañanas de los sábados y domingos y, entre semana, después de las cuatro de la tarde donde disfruté desde el indio Nescao, pasando por las comiquitas de Popeye, Don Gato, El Corre Camino, Disney y todos sus amigos, el Conejo de la Suerte, Piolín, Los Picapiedra, Los Supersónicos, El Zorro, Mi marciano favorito…¡ahhh! El investigador submarino, el Dr. Kilder, Perdidos en el Espacio, flipper y uno del Nro. 1 de la TV de Venezuela “El Show de Renny” y “Renny Presenta”.

 

La televisión es una gran atracción de entonces y ahora, y por allí también llegué a ver las noticias, destacándose aquel narrador tan serio del conocido Observador Creole, entre cuyas noticias que más me impresionaron fueron, el asesinato de un presidente norteamericano, al que dispararon durante un recorrido en su fabuloso automóvil descapotado que me conmovió mucho. Allí en ese mismo espacio de recreación de la TV, otro día, amanecimos en casa, escuchando unos disparos en la calle, que papá dijo eran unos revolucionarios en contra del gobierno de libertades y democracia de la que gozaba nuestro país, quienes, al enfrentarse con los guardias de nuestra vida apacible, cruzaron balas, una de las cuales estalló en la ventana más próxima a la tv, cuya bala quedó, para nuestra fortuna, en una de tus nobles paredes…esa noche dormí en tu suelo que, era un colchón de puro granito.

 

Cómo olvidarme cuando movíamos el televisor hacia un lado para montar los nacimientos junto a papá y Elisa, aprendiendo a utilizar las cajas de cartón de Ajax y o leche klim, como camuflaje para darle forma a un papel color tierra con el que simulábamos una montaña, en la que colocábamos el portal de Belén, para que el Niño Jesús naciera todos los años y allí nos dejaba aquel regalo más deseado que, había visto cómo lo veía embobado en las vitrinas de la “Casa Seniors” en la Calle Real de Sabana Grande.

 

Es el momento de aquel día de noviembre en la que la tía Clement, la hermana pava de mi mamá, con su alegría dijera - Vamos a comprar un árbol de Navidad para esta casa.

 

Elisa y yo saltábamos diciendo ¡Sí…Sí…Sí…un arbolitooooo! Y desde entonces ha sido una fiesta cada 18 de noviembre, cumpleaños de Elisa, comprar y armar los árboles de navidad en nuestras casas. La Navidad es desde siempre una alegría para animar el espíritu y perseverar con verde esperanza las adversidades.

 

El recibo, tu balcón en las fiestas y en el día en que bailamos al compás del rugido y el sacudón de la tierra: En la sala recibidor había un sofá que combinaba el negro, el rojo y el blanco, de moda en los años sesenta y, dos poltronas que hacían juego con el sofá y una mesa de centro en forma irregular, semejantes a las figuras con las que Carlos Raúl Villanueva, diseñó los espacios de la UCV.

 

Allí las reuniones de los mayores eran amenizadas entre los amigos o familiares, compartiendo las bebidas preferidas por los venezolanos en un país pujante, beneficiado por el regalo de una tierra rica en oro negro. Para mi, Pepsi o Frescolita.

 

Muchas risas, por la facilidad con la que mi papá contaba chistes de todo tipo o por su canto tenorino y afinado. Así que era usual disfrutar de algún amigo o conocido que, con una guitarra, acompañaba aquellas veladas…A partir de esos comparti-res y al ver que los chistes hacían que papá se riera mucho…yo me los aprendía y los contaba como él, por lo que, con el tiempo empezó a llamarme para que los cuentos los echara yo. De esta forma, conseguí una manera de hacerme más amigo de mi papá…Allí mi Minotauro…Papá, tranquilo, lo logramos…ya esas cosas de niños las hemos superado y siempre el amor compasivo alcanza la entonación de los corazones que se buscan para hacer el viaje a nuestras Ítacas, al lograr que nuestro pensar se elevara y selectas fuesen las emociones que alcanzaron nuestros espíritus. Eres todo un crack para mí, te amo infinito.

 

Allí en esa sala fundamos los primos Pascual, Andrés, mi hermana Elisa y mi prima María Isabel, nuestro conjunto aguinaldero “Los Cañoneros” y juntos entonamos nuestras presentaciones en las casas familiares con un solo canto “Fuego al Cañón”.

 

Del tu balcón atesoro dos momentos: Uno cuando me quedaba sin mi compañera Elisa, que se iba al colegio y yo como novio de pueblo, la esperaba en el balcón a su regreso…El otro es el día que Papá llegó tocando la corneta de su flamante auto Mercedes Benz color verde oscuro, en el que viajamos felices para todos los lugares.

 

Desde ese balcón escuché, observé y experimenté la liberación de aquel inolvidable arrebato de la energía de la tierra. Aquella noche me quedé boquiabierto al ver que, junto a ti, Guaraní, nos bamboleábamos hacia la avenida y hacia el restaurante “La carreta” que quedaba en el lado oeste de la parcela donde te habían levantado, unos muy buenos ingenieros…Tú Guaraní, no estabas paralizado…eras flexible…mientras en cambio yo, me petrifiqué sobre tu suelo…no sé cuántos segundos…hasta que mi tía Clement, rompió el enmudecimiento de los que estábamos allí y gritó

- “Corran muchachos…¡TERREMOTOOOOO!

Me des-petrifiqué sin dudas y corrí a toda marcha hacia la puerta y bajando las escaleras volví a ver como bailabas ahora, hacia el restaurante “La Carreta” pero nada me detuvo, sé que corrí como el correcaminos, pasando a mi abuela…¡¡¡que mujerón!!! Una abuela con ovarios bien puestos…bajó sola hasta la planta baja ¡carajo! ¿Cómo no la ayudé?...A penas cruce la calle hacia la acera del frente, el sismo finalizó y todos salimos ilesos. ¡Estabas muy bien construido Guaraní!.

 

Una lección sobre la generosidad y el servicio:  Al cierre de mi mensaje para ti guaraní, quiero agradecerte especialmente, haber sido el espacio para descubrir a una mujer admirable en esos tus espacios, que te hacen el génesis de mi racionalidad y memorias con significado para mi vida.

 

Una noche de 1966, tocaron el timbre de nuestro apartamento, era la abuela Margarita Rangel, la esposa de Porras, el abuelo Adriano ya fallecido. Para mí era la visita de mi abuela, la que vivía en Coche. Yo veía la televisión y de pronto, mi papá sacó de un closet, una cama de campaña, de esas de lona verde que usaban los soldados en las pelis de la tv o que llevaba papá cuando salíamos de paseo hacia el Junquito. Papá me dijo.

 

-Desde hoy vas a dormir aquí en la sala de la TV, la abuela se queda a vivir con nosotros, mientras, dormirás en esta cama.

 

Encantado acepté y desde aquel día mi abuela y yo iniciamos una relación de grandes amigos. Luego, en 1968 nos mudamos a otro apartamento, en el que dormí en esa cama de campaña en una habitación adicional que había en la nueva vivienda y, donde mi compañera de habitación fue mi abuela Margarita. Cada noche, sostuvimos tertulias y conocí toda su vida y pude apreciar que su estatura física que superaba 1 metro 70cm, era pequeña para el tamaño de su coraje ante tantas durísimas adversidades y, su ambición por superar su analfabetismo a los 71 años.

 

Termino mi mensaje, agradeciéndote por haber permitido en esos espacios, tus espacios habitables, tantos recuerdos esenciales de mi infancia, imborrables ahora, que los comparto contigo y cualquiera que alcance a encontrar que, entre nosotros, nada ha desaparecido entre tus espacios y mi vida.

 

Un Acertijo de papá: Cuando papá firmaba, escribí su nombre y sus dos apellidos, utilizando una bellísima letra “palmer”. Finalizaba dibujando un adorno caligráfico, semejante a un lazo, en donde estampaba en diminuto una “h” y una “m”. Cuando le pregunté ¿Qué significan esas letras que pones junto al garabato? Y mi papa respondió con un acertijo -Es que yo soy el hijo de Margot”…Se le repregunte muchas veces y él me lo repetía…Y sabes qué lo logré descifrar, después que papá también se mudó al cielo…encontré la respuesta del acertijo....Era un homenaje a su madre Margarita…Cada vez que firmaba un documento, hacía constar que él era el “Hijo de Margarita”…que hijo más bello fuiste mi querido y amado viejo. ¡Te amo Papá!

 

Gracias Guaraní, por permitirme volver a entrar en la casa donde transcurrieron los primeros años de mi felicidad.

 

Con todo mi cariño, Santiago “El Musiú” Porras

 

Barcelona – España, 10 de febrero de 2024

 

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Hermosa carta!

    Te felicito mucho estimado Santiago, excelente historia de vida, recordando con lujo de detalles momentos innolvidables de tu niñez y juventud.

    Mis respetos, eres un ser admirable.

    Recibe un abrazo desde Lima, Perú para ti y tu linda familia.
    Linda Hu de Wu

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    1. Gracias! Linda por tus expresiones. Saludos para tí y tu familia en Perú

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