domingo, 23 de junio de 2024

lo que nunca he contado

 

«Lo que nunca he contado»

(Ángel Rafael Ceballos)

Mis lápices apreciativos,vaya que “pregunta”. ¿Qué es lo que nunca he contado? y el que la diseñó debe tener unhueso atragantado en la garganta que lo quiere sacar para respirar sanamente y limpiar su cuerpo, mente y espíritu de un “insumo” desgarrador que lo ha tenido embarbascado toda su vida.

Les confieso que soy de los que creen que todos los seres humanos, sin excepción tienen al menos, un experiencia ingrata, anécdota o secreto mal habido, que nunca han contado y que difícil contaran, por orgullo, pena o vulnerabilidad , ni siquiera cuando estén ante Dios en la puerta de su morada.

Déjenme comenzar afirmando que en mi familia nuclear tengo fama de ser un “bocón” y que nunca guardo mis secretos e intimidades y eso quizás es la razón de tener, para mí, una fortaleza de ser curioso por naturaleza y al contar todo o casi todo, comparto mis inquietudes que para ser honesto, limpia mi consciencia y me hace menos vulnerable.

La vida está llena de singularidades y experiencias, algunas merecidas, otras no, algunas compartidas con otros y otras guardadas en lo más profundo de nuestro ser. Hay cosas que normalmente nunca se cuentan, por diversas razones, ya sea por miedos, fracasos, errores, dudas o experiencias traumáticas difíciles de procesar y compartircon las cuales se requiere extrema confianza, coraje y empatía, sobre todo por un orgullo que no lesione a nuestro EGO y a nuestra lastimadaautoestima.

El miedo al rechazo nos hace callar opiniones que van en contra de la corriente y expresarlas puede generar debate sin saber que compartirlas puede ser liberador ouna acción sanadora que ayudaa crecery a enriquecer nuestro fuero interno.

También en nuestra vida, llegan momentos íntimos y privadoscon fantasías y sueños extraños que nos aseguran que existe algúnalíen de nuestros ancestros que nos están relevando experiencias sexuales o amorosas fallida que pueden generar vergüenza o culpa.  .

De todo lo anterior, no nos damos cuentade que sacar a la luz esas intimidades, pudiera generar apoyo, autocomprensión y una conexión sanadora de un sentimiento o resentimiento enterrado en el fondo de nuestras entrañas.

Es importante recordar quesomos dueños absolutos de nuestra historia, que en mi caso representan siete décadas llenas de vivencias, recuerdos, logros con muy pocos fracasos, por no decir ninguno que marque el significado de mi vida.

También quiero afirmar que lo que compartimos y con quién lo hacemos, es una decisión muy personal y que no hay una obligación de contar todo, no obstante,también reconocer queabrirnos a otro ser o grupo, a veces puede ser beneficioso y sanador para nuestro bienestar emocional en nuestras relaciones.

¿Me estoy yendo por las ramas y obviando la tarea, verdad?. Ok, Ok, OK, Entonces, después de hacer un “paneo emocional” de mis múltiples vivencias, merecidas o inmerecidas, al evaluary/o valorar mis motivaciones y la necesidad de compartir con ustedes ese algo, nunca contado, les comentaré algo que hoy es gracioso, pero que al tener 9 años de edad y viajando por primera vez en un avión, en este caso a Trinidad, me generó un auto sentimiento de auto-bulling con consecuencias emocionales de consideración, que aún persisten en mi memoria.

Resulta que esperando las maletas que salían en una pared por un espacio abierto semi redondo, que como saben, salen todos los bultosy maletas queviajanen una banda un buen trecho sinusoidal y permite tener acceso a tomar pertenencias y bajarlas al piso, sucedió lo que sigue: 

Ver a unniño angustiado, viendo su maleta rodando  que ibaa desparecer a través del apertura semi circular descrita. Corrí y en lugar de tomarla, halarla y bajarla,  me monte encima de  la correa y estando cerca del cubículo de salida, no me quedó otra que abrazar la maleta y juntos entrelazados caer y penetrar uncuarto oculto, sin idea de sus características.

Ese recorrido y yo con los ojos cerrados, duró para mí un siglo, y cuando los abrí, estaba de nuevo en frente del cubículo hacia la oscuridad, por lo que por segunda vez entré de nuevo al “túnel de la  muerte”.

Ya se pueden imaginar el nivel de respiración y grado de palpitaciones que tenía al volver a salir y ver un policía que había visto mi drama, me tomó del brazo, y yo orinándome, llamaba a mi tía quien no estaba cerca para que me salvara. Todavía recuerdo y se me aflojan las piernas y la vergüenza.

Bueno, una vez con el policía, que se dio cuenta de mi desesperación,me cargo y sentí a Dios entre mis brazos, y vi a mi tía con una agente de la línea buscándome  adentro ya que ella había visto todo mi malabarismo físico-emocional.

Todo esto fue tan rápido como el sentido de humillación y vergüenza al ser la primera vez que salía de mi país y pensar cómo iba a vivir en una estadía de un año decidida por mis padres y una familia huéspedes contratada.

En definitiva, las experiencias y vivencias forman parte esencial de lo que nos hace humanos, para aceptar y explorar estos confines de lo expresable, donde podemos enriquecer nuestra comprensión de nosotros mismos, del mundo y de nuestro lugar en él.

Les aseguro que aparte de esta anécdota, no tengo nada extraordinario que no quiera contar y ahora en mi 4ta. etapa de Deepck Chopra, si quisiera contar todo para celebrar “un día a la vez “ el privilegio de tener amigos y seres que me han llenado de vida y aprendizajes para  dejarle un legado a mis nietos y bisnietos que seguro les pasará algo similar o peor a lo vivido.

 

Feliz decimo aniversario esperando estar vivió en los próximos 20 años. “You never Know”

 

Junio , 2024

Ma Elena Garassini/lo que nunca he contado

 10 años del Club de escribidores

¡Lo que nunca he contado!

 

Recuerdo que una vez dijimos, en uno de nuestros encuentros en el club, que escribir era como desnudarnos frente a los otros. Eso si, hay maneras y estilos sobre cómo hacerlo.

 

Uno puede desnudarse en piloto automático; puede hacerlo frente al espejo, generalmente siendo muy crítico con su cuerpo o puede hacerlo tipo streptease, donde lentamente uno se va despojando de cada prenda con picardía y sensualidad porque sabe que otro(s) está(n) apreciando lo que va quedando al descubierto.

 

La verdad es que yo creo que hemos creado un club de stripers donde disfrutamos que cada uno se desnude con las palabras, que no importa sobre qué tema se escriba, siempre habla de nosotros, de lo que llevamos dentro y nos representa, nuestra esencia, nuestro elemento.

 

Cuando leo el tema que nos coloca Alberto, como reto de escritura del encuentro para celebrar nuestros 10 años del Club de escribidores, ¡Lo que nunca he contado!, decido utilizar para responder al reto, todo lo que nos hemos contado, que es un montón durante tanto tiempo en forma continuada. Me dispongo entonces a hacer una revisión por mis escritos con temas y géneros variados pero con tendencia hacia textos cortos reflexivos sobre el título propuesto. Recuerdo temas como: regalos, agradecimiento, ¿cursi yo?, carta a mi niño interior, arte y bienestar, adiós César, el ingrediente secreto, el octavo asteroide, la libertad , las mejores metáforas, las ñapas, miedos secretos, un día extraordinario, la buena vida, el gran amor, luces y sombras, el reto de la colaboración, cambios en pandemia, dar y recibir, humor/risa y carcajada, la manzana prohibida, la maleta, agridulce, cerrando ciclos, el sueño del año…

 

Sigo dándole vueltas a lo que nunca he contado. Partiendo de todo lo que he y hemos contado, de pronto aparece esta afirmación Qué difícil para mí es comprar zapatos…

 

Los zapatos tienen inicialmente una función instrumental de proteger los pies del frío, el calor, así como de posibles golpes contra objetos de diferentes formas y tamaños. Pero sobre todo tienen, en las cuidades y la modernidad, una función estética y de exposición de la moda. Como yo soy una persona muy práctica y sencilla, pues comprar zapatos utilitarios como, zapatos deportivos para caminar y hacer ejercicios, unas cholitas para ir a la playa, o estar en la casa, no me causan ninguna dificultad.Ahora cuando se trata de zapatos para combinar con ropa, pantalones, vestidos, ahí se me pone la cosa más difícil. Por alguna razón no me gusta cómo me quedan, son incómodos, son muy altos, son muy bajitos, son muy apretados, y miles de peros…  Tengo que confesar, que mientras escribo estas líneas me doy cuenta que esa era, o fue mi autopercepción durante muchos años, pero me doy cuenta he ido cambiando, y ahora me gustan más muchos de los zapatos que veo, o me gusta más cómo me quedan, en fin… he flexibilizado mis expectativas, exigencias… no sé, pero me siento mejor persona cuando la vida me es más fácil. Creo que haber escogido escribir esto es un excelente homenaje a los 10 años del club de escribidores, de los cual me siento super orgullosa por el club, y por mí, por haber permanecido en él durante toda su existencia, porque…”escribir nos hace bien”, porque “escribir nos hace mejores personas”.

 

María Elena Garassini

Escuchar a Dios

 

Escuchar la voz de Dios

Es interesante pensar en lo que no he contado. Pero si hay algo que aun no se vuelve tinta, es por olvido. Es bueno olvidar ciertas cosas, pero es bueno recordar otras, si se trata de sanar y avanzar. Mi vida, por ejemplo, la puedo dividir en tres grandes momentos; mi terapia de 10 años, mi formación de coach, y mis amigos. En esas tres instancias, todo ha sido dicho; todo. (Ya no me pongo rojo por el temor que algo sea descubierto). Quizá lo que me falte decir son las cosas que nos van pasando luego de vaciar las cajas de madera llena de recuerdos, que atesoramos como escudos. Pero los escudos no sirven para nada. Igual, nos pasan cosas

Cuando escogí el tema, no pensaba en nada particular, aunque solía ver de reojo, una desgastada imagen de la virgen de la Coromoto que siempre me acompaña. Lo que quería contar, que ya he contado, es la interpretación de la misma historia, una que nuestro amigo Luis contó una vez, y donde dije: “yo también”

Historia

-Hay dolores abdominales. A las 11 pm tomo un taxi y me voy a la clínica

-Apendicitis, a los tres días regreso a casa. Aparece la fiebre y dicen “que es normal”. A los cinco días, recordaba a “Casa muertas” de Miguel Otero Silva. Recordaba que había leído como era el proceso de morirse de eso. Lo llaman sepsia.

A partir de ahí, llegó al límite de la fiebre y comenzó el delirio. No recuerdo muchas cosas, solo las que en la despedida aparecieron o hice

1. Llamé a un familiar y le dije, -“me estoy muriendo”. -Mañana te buscamos, contestó

2. Esa noche conocí lo que se siente el irse, y se dibujó una leve y tenue sonrisa

3. En el hospital, escuché: -“Hay dos litros y medio, en el abdomen”

4. Horas mas tarde estaba solo en el quirófano, esperando que el seguro aprobara, tenía mi pequeña maleta conmigo. Una voz dijo: -Está solo?, preguntó. –Si, respondí.

5. –Yo  dije, y fue lo último de lo poco que recuerdo: -“Nadie me quiere”

6. –No es verdad, ¡Yo te quiero mucho!, contestó una voz con forma de enfermera. Y supe entonces, y hoy,  que fue la voz de Dios

Ya son 13 años de eso, y quería contar, que sin lugar a dudas, yo escuché la voz del señor.

martes, 4 de junio de 2024