domingo, 23 de junio de 2024

Escuchar a Dios

 

Escuchar la voz de Dios

Es interesante pensar en lo que no he contado. Pero si hay algo que aun no se vuelve tinta, es por olvido. Es bueno olvidar ciertas cosas, pero es bueno recordar otras, si se trata de sanar y avanzar. Mi vida, por ejemplo, la puedo dividir en tres grandes momentos; mi terapia de 10 años, mi formación de coach, y mis amigos. En esas tres instancias, todo ha sido dicho; todo. (Ya no me pongo rojo por el temor que algo sea descubierto). Quizá lo que me falte decir son las cosas que nos van pasando luego de vaciar las cajas de madera llena de recuerdos, que atesoramos como escudos. Pero los escudos no sirven para nada. Igual, nos pasan cosas

Cuando escogí el tema, no pensaba en nada particular, aunque solía ver de reojo, una desgastada imagen de la virgen de la Coromoto que siempre me acompaña. Lo que quería contar, que ya he contado, es la interpretación de la misma historia, una que nuestro amigo Luis contó una vez, y donde dije: “yo también”

Historia

-Hay dolores abdominales. A las 11 pm tomo un taxi y me voy a la clínica

-Apendicitis, a los tres días regreso a casa. Aparece la fiebre y dicen “que es normal”. A los cinco días, recordaba a “Casa muertas” de Miguel Otero Silva. Recordaba que había leído como era el proceso de morirse de eso. Lo llaman sepsia.

A partir de ahí, llegó al límite de la fiebre y comenzó el delirio. No recuerdo muchas cosas, solo las que en la despedida aparecieron o hice

1. Llamé a un familiar y le dije, -“me estoy muriendo”. -Mañana te buscamos, contestó

2. Esa noche conocí lo que se siente el irse, y se dibujó una leve y tenue sonrisa

3. En el hospital, escuché: -“Hay dos litros y medio, en el abdomen”

4. Horas mas tarde estaba solo en el quirófano, esperando que el seguro aprobara, tenía mi pequeña maleta conmigo. Una voz dijo: -Está solo?, preguntó. –Si, respondí.

5. –Yo  dije, y fue lo último de lo poco que recuerdo: -“Nadie me quiere”

6. –No es verdad, ¡Yo te quiero mucho!, contestó una voz con forma de enfermera. Y supe entonces, y hoy,  que fue la voz de Dios

Ya son 13 años de eso, y quería contar, que sin lugar a dudas, yo escuché la voz del señor.

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