sábado, 21 de enero de 2017

ALICIA EN EL PAÍS DE LOS PROPÓSITOS 

Transcurrían los primeros días de un mes de enero y Alicia acababa de ser cesanteada  luego de trabajar por más de ocho años en una empresa local. La liquidación le había aportado una suma de dinero importante para el momento. Una tarde se acercó a mi casa y me consultó que podría hacer con ese dinero, como multiplicarlo, en qué negocio invertirlo. Me comentó que su mamá le aconsejaba montar una peluquería y que una de sus amigas que se había retirado el año anterior había comprado un restaurante y le iba muy bien. 
Se me ocurrió decirle que lo invirtiera en el negocio de las drogas, que eso daba mucho dinero, tal como ella quería. Pegó un grito y sorprendida me preguntó si estaba loco. Me dio entonces la oportunidad para explicarle que, por su reacción, ya tenía claro por dónde no debía canalizar sus recursos, en nada que contraviniese sus principios y valores. 
Continuamos hablando sobre lo que le aconsejaban o lo que veía en el desempeño de amigos y conocidos. Pueden servir de inspiración o referencia, pero no necesariamente significa que podrás ser exitosa en la misma actividad. Los objetivos tienen que ser propios, que surjan desde muy dentro de la persona, que respondan a sus necesidades y no a los deseos de los demás. 
Le conté sobre un equipo portátil  que en una oportunidad me regalaron. Traía TV, radio, linterna, reproductor de cintas y hasta un pequeño ventilador le salía por uno de los extremos. Muchas aplicaciones pero en ninguna era bueno. Algunas veces así nos comportamos, tratamos de hacer de todo pero en ninguno somos excelentes. Partimos de la falsa creencia de que con la práctica o el ejercicio podemos aprender cualquier cosa, pero no es así. Todas las personas somos diferentes, tan distintas como nuestras huellas dactilares y cada una tiene talentos particulares. La clave está en identificar los predominantes, perfeccionarlos con el conocimiento y las destrezas hasta desarrollar fortalezas que nos facilitarán la consecución de metas y objetivos.
Si nos lanzamos  a estudiar o trabajar en algo para lo que no tenemos talento, puede que aprendamos algo o mejoremos, pero siempre seremos uno más del montón. Pero si nos enfocamos en algo para lo que si lo tenemos, el camino será mucho más fácil y nos convertiremos en uno de los buenos. Nos daremos cuentas porque no nos fatigamos, el tiempo se nos pasa sin darnos cuenta, embebidos en la actividad y nos sentimos felices.
Solamente cada uno de nosotros puede decidir acertadamente que camino tomar. Somos los dueños de nuestros propósitos, por lo tanto seamos inteligentes, no nos los pongamos tan difíciles o inalcanzables. Tomar en consideración estos lineamientos es válido para emprender cualquier proyecto, para canalizar nuestras vidas y hasta para cumplir esas vagas  promesas que algunas veces nos hacemos  al inicio de cada año.     
Quizás Alicia estaba algo desenfócala cuando lo primero que manifestó fue su interés por incrementar el dinero, parecía su "único objetivo". Debemos buscar desempeñarnos en aquello que nos apasiona, que aporta algo útil a nuestros semejantes y a la comunidad, que  cuando se hace con buena voluntad y nobles propósitos,  el dinero siempre  vendrá como compensación.
Alicia finalmente no realizó ninguna inversión en el país y emigró a España. Pero todo lo que platicamos y compartimos aquella tarde de enero es aplicable en la Madre Patria. Esperemos le hayan sido de utilidad y se encuentre bien "Alicia en el país de las maravillas".

Lionel Álvarez Ibarra
Enero  2017 

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