Templanza y valentía
¿Por qué voy a hablar
de lo que ya pasó? ¿Por qué alargar el sufrimiento y pensar en lo que pasó el
año pasado y en lo que no pudimos conseguir? No.Siento que no he perdido nada.
He vivido mis sueños y los sueños no se pierden nunca. Pasan por nuestras
vidas, nos rozan y a veces atajamos alguno. Esos sí los recuerdo, retozan en mi
memoria y me nutren el espíritu. Queda el disfrute, queda lo vivido, queda el
deseo que es lo que nos impulsa a ir más allá. Queremos continuar en nuestra
lucha, no deseamos perder nuestra dignidad.
Hubiera sí querido derrotar esta barbarie que
nos amenaza y que esta tierra saliera airosa para iniciar la reconstrucción, y
no fue así. Pero no nos postremos ante el desasosiego. Hay momentos en la vida, los más difíciles,
diría yo, en los que hacemos lo que haya que hacer, vivir, sin contar con la
esperanza. Esta es como un plumaje que se posa en el alma, algo frágil que va y
viene. Más que la esperanza que nos engaña tantas veces, hace falta la
valentía. Siento que los venezolanos hemos crecido en este aspecto, pero
necesitamos más coraje y perseverancia, estas son las fortalezas que deben
acompañarnos.
Quiero ejercitar la
templanza, la generosidad, el respeto, los sentimientos y la entrega. Todas estas
fortalezas las abrigaré en el coraje, en la valentía embozada en la ética. Es valiente el que se enfrenta a los
obstáculos con la idea de hacer el bien, el que deja el miedo atrás. No se trata
solamente de enfrentarse a la angustia sino de actuar valientemente. Se trata de dirigir los pensamientos y actuar
creativamente tratando de encontrar en este terruño embrollado que nos asfixia
esa nota de sensatez que deja ver que no nos rendimos, que seguimos sobrios y
animados en este camino confuso que nos ha tocado vivir.
Cuando pensamos que
tenemos potencialidades que podemos usar, actuamos, y nuestra alma se alegra. No
importa si tenemos pesares, angustias, desasosiegos; sabemos que podemos, que
encontraremos el camino. De eso se trata, de transfigurar las cosas, de emplear
nuestra energía creativamente. Quizás no lo logremos, quizás no lo sintamos,
pero esas señales las pensamos, las reconocemos y las deseamos y eso es lo
importante para hacerlas realidad. No se trata de sobrevivir sino de supervivir. Esto no significa vivir por
encima de nuestras posibilidades, lo que sería ilusorio, sino por encima de
nuestras realidades, porque abandonar nuestros deseos sería perder nuestra
dignidad. Actuaremos, no como somos sino
como quisiéramos ser. Actuaremos con los
sentimientos en el alma, buscando siempre
una llama encendida en nuestras noches oscuras.
Nancy Gutiérrez
Hermoso y alentador texto. Gracias Nancy
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