viernes, 3 de enero de 2020

2019

Se cierra un año, y llega con su carga de historias vividas, de las despedidas, de las esperadas y de aquellas que se sobrevienen. Con las herramientas que tengo, busco en el interior para encontrar respuestas y entonces aparece la navidad como un mundo de posibilidades y de limitaciones. Ya lo comprendo.
¿Qué te pasa?, me pregunto,
-¡Me dio Navidad…!, que dicho así es como una especie de gripe de la temporada. Había oído hablar de ello pero no había sido contagiado. En el proceso, uno sabe que necesita una pastilla, o un anti alérgico o un antibiótico. Pero “Navidad” se cura con ella misma. Es interesante que la causa es igual a la consecuencia. Y entonces desde allí, es que se puede curar heridas y avanzar.
Diciembre cierra ciclos. Este año en particular, de despedidas; de aquellos que aun no debían partir pero lo hicieron. También ha sido un año de grandes emociones, cuando al estar parado en una tarima, podemos conectarnos con mil ojos que nos observan y sentimos como hierve la sangre dentro de nuestro cuerpo y en el vapor, podemos volar y dejar de ser por un momento.
Navidad es el mes de la reflexión pero no lo usamos para ello, sobre todo si nos da el mal de la temporada. Descubrí también que los síntomas son más fuertes cada año, es decir, con la llegada de la suma de los años. Pero también lo que enferma, nos cura, entonces acudo a lo que suma y no a lo que resta. Aparece el agradecimiento como emoción positiva pero además como fortaleza en su doble misión. La gratitud se vuelve entonces, un bálsamo de amor.
Con el amor trasciendo. No aun en todas sus facetas, pero lo busco en el abrazo inocente, en las miradas cómplices, en los juegos infantiles, en la transformación en dinosaurios, helicópteros, súper héroes o simplemente yo. Jugando en agradecimiento, en amor inocente, aparece el humor, el tercero de los pilares. El humor, aunque no es una emoción, vive de otras dos que si son, como la diversión y la alegría. Jugar y conectarme con mi niño interior nos acerca si no a respuestas, a estados de ánimo.
En el cierre de un ciclo, a quienes comenzamos otro, sentimos la necesidad de tomar decisiones, para poder conectarnos con nuestro propósito que se nos aparece y nos da en la cara. Así, despedimos viejos hábitos y abrazamos nuevos, desde la gratitud, el amor y el humor.
¿Cómo nos curamos de la navidad? –Pues, con Navidad

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