Ayer cumplí 60 años y créanme que
no es “casualidad” el tema de esta reunión de escribidores, ni tampoco la
fecha.
¡Senseeeeenta años!... me parece mentira
que yo tenga tantos; pero es un hecho, los cumplí y es una bendición que sea así…
¡¡¡Gracias mi Dios!!!
Sin embargo, a mí me explicaron
hace algunas décadas, que sesenta años era “estar viejo”. Lo esperado era
ponerse las pantuflas, consagrarse frente a la TV a descansar sin hacer mucho más,
y sin DISFRUTAR ¿Queeeeeeeeeeé? …..Definitivamente me niego….
Gracias a Dios los tiempos han
cambiado, la esperanza de vida es mucho más alta y si bien la edad de
jubilación sigue siendo la misma, entre los 55 y 60 años, muchos no la cumplen,
ni se entierran en el sofá de la TV desde tan temprano; aunque algunos otros, sí.
¿Por qué sé que tengo espíritu
joven? Por las ganas de vivir y disfrutar a los 60, 70, 75, 80 y más. Vivir en su
sentido amplio: trabajar y aportar a otros seres humanos; DISFRUTAR de la vida
y sus placeres; sociabilizar y disfrutar de mis amigos (me encantan mis amigos); viajar, bailar y cantar;
aprender muchas cosas y crecer como persona; compartir la vida en pareja, en
familia y más.
Mi abundante alegría,
una de mis grandes y preferidas fortalezas,
aunque Seligman no la haya metido en la lista de las veinticuatro; gracias a
Dios Bárbara se acordó y si esta entre
las diez emociones positivas. Mi capacidad
de reír desde el alma, con frecuencia y muchas ganas, a veces llegando hasta
las lágrimas, también son mi sello característico incrustado en ese “disfrutar”
que tanto me atrae para cada día de mi vida.
Sé que mi espíritu joven seguirá
siendo igual en al pasar de los años. Quizás, en muchísimos más, me tocará
decir igual que mi querida y difunta Tía Gloria: “Mi espíritu si quiere, pero a
veces mi cuerpo no me acompaña”. Más en
todos los casos estoy segura que mi espíritu será más fuerte que mi cuerpo.
Abrazos grandes y apretaos a todos los de espíritu siempre
joven
Maigua Boedo Paz
Abril 2020
Maigua, tu alegría empujará a tu espíritu.
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