Acá comparto tres de mis viajes con los hombres de mi vida.
Conociendo Europa re conociendo a papá
Toda
la vida soñé con conocer España. Mamá y papá me dieron ese regalo hace unos
años. No sabía que mi vida cambiaría tanto en los siguientes años. Así que
ahora ese viaje a Europa tiene otras interpretaciones en mi vida. Podría
decirse que fue mi despedida de soltera familiar, el soltar la mano de papá y
mamá y tomar otras manos para acompañarme la vida.
Fue
un viaje físico, pero como suele suceder también lo fue hacia adentro de mi.
Fue un viaje de los placeres sencillos: comer, beber, caminar, tomar fotos,
pasear, payasear, conocer.
Conocer
fue mi verbo favorito de este viaje. Conocer España, de la que tanto había
leído, con la que tanto había fantaseado, abrazarla con mis pies. Conocer Roma,
C O M E R en Roma, sorprenderme con la
majestuosidad de las ruinas de un imperio. Conocer Barcelona, una de mis
ciudades favoritas, amar Barcelona, fotografiar Barcelona, soñar despierta con
Barcelona.
Pero
sobre todas las cosas re- conocer a papá. Sorprenderme con su sorpresa.
Alegrarme con alegría. Tomarlo de la mano y caminar las calles. Enamorarme del
amor entre mamá y papá con la Sagrada Familia de fondo. El recuerdo más feliz.
Mérida de miel
Nunca
antes había estado en Mérida y nunca antes ha habido un lugar más íntimo que
Mérida. Las montañas del páramo, su frío, el sabor de la comida andina, las
callecitas de pueblo, la posada tranquila. Así enmarcamos el inicio de una
nueva vida. El proyecto más importante: construir una familia.
Mérida
llenó mis lunas de miel. La recorrimos tomados las manos. Nos abrazamos entre
sus calles, nos contamos confidencias, éramos dos en un solo amor.
Fue
un viaje de comienzos. Iniciamos un camino de dos vidas que se unen. Fue un
viaje para comenzar a escribir una historia juntos.
El viaje hacia mi
El
19 de junio de 2013, cuando iba a cepillarme los dientes, rompí fuentes. Dejé
el cepillo a un lado, caminé a la cocina y le dije a mi esposo: hoy no puedes
hacer nada de lo que tenías planeado.
Agarramos
un par de maletines y emprendimos el mejor de nuestros viajes. Un viaje del cual
no conocía el destino. No imaginaba lo que estaba por venir.
Abordé un avión
hacia mi interior. Ese día nacimos dos personas.
Nayari Rossi Romero.-
Qué delicia de texto Nayari. Viajaste tú y viajamos nosotros a tu lado. Estuvimos un poquito contigo en cada uno de esos lugares, que a la vez son únicos y sagrados para ti, igual que para cada uno de nosotros, con nuestros propios viajes. Gracias por compartirlo.
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