Ya en un escrito anterior mencione un episodio de mi vida que hasta el día de hoy aún recuerdo.
Mi actividad laboral
consistía en visitar a los pacientes-clientes de una renombrada empresa de
seguros para: chequear si el motivo de ingreso coincidía con su póliza, e
incluso si era la persona beneficiaria del seguro. Puede sonar a chiste, pero, más
de un árabe o chino cambiado aparecía en la cama clínica.
Pero bueno, al punto.
Saliendo de una habitación y al percatarme que tenía un espacio de tiempo antes
de mi siguiente visita, decidí entrar al “templo” de la clínica. Mi sorpresa
fue lo que vi. Un espacio sobrio, sin imágenes, cruces, sagrarios.
Solo un espacio para la
reflexión, para el recogimiento. Un espacio para agradecer y pedir por mis
seres queridos. Un espacio para la conjunción con Dios.
En ese momento sentí que la religión
podría ser una camisa de fuerza a la espiritualidad. Sentía claramente la
presencia de Dios sin ninguno de los iconos de mi formación religiosa.
La religión sin duda tiene su
valor y lo ha tenido a lo largo de la historia. Cada una de las religiones
existentes juega y ha jugado un papel preponderante en la humanidad.
En primer lugar, ha servido
para transmitir valores morales que por estar compartidos han permitido una
vida mas cívica. Esto sin introducir en la discusión, los desmanes cometidos
por la religión y en nombre de Dios. Del Dios de la ideología política
dominante. Cosas de hombres, no de Dioses.
En segundo término, a mi
entender y coincidiendo con Don Mario Vargas Llosa, las religiones han
permitido ser un muro de contención a la humanidad para no apartarse del camino,
para no pecar. ¿La herramienta? El miedo o temor a Dios.
Quizá el método no es
adecuado y ha ido evolucionando al pasar del tiempo. En la época de mi mama lo
peor era ir al infierno. Pensar en toda la eternidad en llamas hacía
reflexionar sobre meter o no la pata. En lo personal, me asustaba mas el limbo.
Algo así como un espacio suspendido en la nada, sin hacer nada…por siempre. Por
suerte, el Papa Francisco dijo lo que yo ya presentía: el limbo no existe.
Yo veo la Espiritualidad y la
Religión como la Estrategia y la Táctica, como el “Qué” y el “Como”. Partiendo
que la afirmación anterior sea verdadera, no tengo dudas del “Qué”, pero me cuestiono
permanentemente el “Cómo”
Siento sin poder ni querer
explicarlo, la existencia de Dios. Tengo dudas con las prácticas para mantenerme
unido a Dios. Me pregunto con frecuencia si hubiera nacido en India, China o en
un país árabe, realizaría las mismas prácticas religiosas.
La “Práctica” es importante,
pero no la práctica impuesta por la religión que escogí. La práctica es
importante siempre que esta te acerque a lo espiritual. La práctica debe
llevarme al mismo punto en todas las religiones.
La oración, la meditación, la
compasión por si mismo y por el otro. El Perdón, La Gratitud, la existencia y
el respeto al prójimo mas que la velita, los golpes de pecho o los brazos extendidos.
Creo en el significado simbólico de la vela y su luz, pero discrepo del colocar
la lumbre y sentirme que ya cumplí. Discrepo de la visita a los 7 templos como
una gincana social, pero comulgo con tener un momento de oración en uno, siete
o quince templos.
Por cierto, volviendo al principio.
No puedo pasar por un templo nuevo que siento la necesidad de honrar a Dios. No
importa si es católica o no.
Cesar Yacsirk
Julio 2017
Cesar de acuerdo contigo.Vivir la experiencia transformadora del amor de Dios no tiene que ver con ritos sin sentido. Nos acercamos al rito con respeto sólo cuando nos acerca a esta vivencia. Muy válido.Un abrazo
ResponderEliminarHola Cesar, muy profunda reflexión que nos aproxima tal cual, a lo existencial. Planteas además la diatriba entre kla religión y la espiritualidad, aquella que nombra Seligman. Se puede con ambas y además creo hoy, que se puede ser religioso, espiritual, Cristiano y existencial. Al final es nuestra relación con lo que no se puede explicar y yace mas allá de la razón. SE trata en suma, de ser feliz. Muy bien escrito amigo mio.
ResponderEliminarPor cierto, los templos que sirven para cualquier religión se llaman Baha´i, que es una religión que acepta como forma progresiva de evolución. Cosas del siglo 21...