martes, 9 de febrero de 2016

Encarnación


Ya hace mas de un mes que me dejaste. Todavía siento tu presencia cuando llego cansado a casa y veo todo igual como cuando salí. "Necesito mi espacio, quiero ser independiente", me dijiste. Y yo te dejé ir, por supuesto. Mañana es miércoles de ceniza, y se retoma, a media semana, el trabajo. Hoy me acordé burda de ti, pues abrí el closet y solo me quedaba una franela azul de hacer ejercicios, y con eso sali hoy.

Sin embargo te cuento, que me estoy haciendo cargo. Le he dedicado hoy toda la mañana a
planchar. Tu sabes que puedo limpiar las pocetas, que puedo fregar, lavar, barrer, y no me importa, pero nunca, nunca, la plancha. Pero hoy lo hice, y creo que hasta me gustó. Porque dentro de
mis esquemas mentales, el planchar está como una de las actividades necesarias para mi, para tener mi ropa al día, pero donde se pierde mas tiempo. Hoy planché cinco camisas y dos pantalones.

Empecé por las camisas mas sencillas, las de prelavado, las que casi te las pones sin pasar por esta tortura de planchar (Te confieso que una vez lo hice pero la gente se dio cuenta, y te eché la culpa, sorry).  Empiezo por el cuello que es lo mas recto, le quito los botones de los ojales y zas. Pero no me explicaste cual es la temperatura que debo usar. Tuve que ir a Google para conocer un poco mas sobre los sintéticos, el algodón, las mezclas y el lino. Menos mal que no tengo mucha ropa de lino, pues es la que mas se arruga. (arrugado elegante, dicen). En la segunda camisa me di cuenta que la plancha tenía un depósito de agua, pero por supuesto no me dijiste que tenía dos
años malo. 

En la concentración mental que se tiene al planchar me inventé una especie de rociador con un frasco vacìo de colonia de bebes que uso (por ser alérgico es la única que puedo usar y tu lo sabes) Ya con la temperatura, la humedad, me fui a la tercera camisa. Ya esta era de manga
larga, todo un reto. Igual, empecé por el cuello, lo toqué, lo doblé con mucho cuidado al repasar, con mis dedos, alicé la parte lateral y vi que poco a poco comenzó a ceder hasta quedar en el sitio. Luego pasé a la espalda y tuve cuidado con sus dobleces, y con las uniones. Los botones es lo mas complejo pues debes ir sensibilizando todos los espacios entre botones y pasar la plancha por sus contornos hasta que queden perfectos. Planchar los dobleces sin arrugar a otros es un reto.Termino con las mangas, que en el caso de ser larga implica tiempo y dedicación. Con esta camisa, te cuento que senti erotismo en el planchado y que agreguè competencias acerca de como se debe hacer el amor a una mujer, por aquello de los detalles, la dedicación y el cierre. Volver a poner cierres, botones y pliegues en su lugar es un poco mas sencillo.

Ya dejando el erotismo del planchar comencé con los pantalones. Te cuento que me gusta menos planchar pantalones que camisas. Son temas de mujeres expertas. Sin embargo, pensando en qué pensar durante la plancha del pantalón escribí esta crónica en mi cabeza y tras apagar la maquina me senté a escribir en la computadora. Planchando, al final del segundo pantalón me conecté con el bienestar , e hice meditación profunda para luego quedarme en el espacio que tenemos todos los hombres, donde sencillamente no pensamos en nada, solo fluimos. (A las mujeres les cuesta comprender este fenómeno)

Pues Encarna, te cuento que no me fue mal con lo que me habias acostumbrado a tener hecho en casa, al igual que el baño, el regado de las matas, el barrido y el coleto (odio el coleto también).  Pero con la plancha tuve mi momento especial. Mis tres horas de gloria. No esta mal para que en tres horas, haya entendido como funcionan las mujeres, haber escrito un cuento, haber meditado y haber estado en paz y silencio en mi espacio.  Igual no entiendo porque me dejaste. El trabajo independiente ya lo tenias, trabajando un dia en mi casa. Ya no quieres ser mas domestica, lo entiendo. Pero "bachaquear" aunque produzca mas, no va a ser para siempre.

Ya se lo que un hombre piensa al planchar, pero ahora me asusta: ¿en qué piensan las mujeres cuando planchan?

Alberto

6 comentarios:

  1. Me encantaría responder a tu pregunta querido Alberto, pero lo siento. Yo no plancho.

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  2. Excelente tu escrito Alberto, me divertí mucho.

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  3. Alberto me he reído mucho, yo detesto planchar!!!

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  4. Alberto me he reído mucho, yo detesto planchar!!!

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  5. Jajajajaja qué bueno está esto Alberto! me encantó, de verdad que me cautivó desde el principio y el final me inspiró... de los quehaceres del hogar la plancha me relaja aunque no lo haga bien. Tu Encarna se llama Rosa en mi casa y la extraño horrores cuando se pierde en múltiples clientas...

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  6. Buenísimo...no te preocupes que algún dia amarás planchar...
    tu eres sumamente perseverante...

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