LOS COMIENZOS
El dinamismo que nos acompaña en las celebraciones de fin de año contrasta con la lenta incorporación a nuestras actividades en el
comienzo del nuevo. Luce paradójico que habiendo sido "Los comienzos" el
tema seleccionado para desarrollar en enero, haya culminado el mes sin que
presentásemos algún escrito. Ello pareciera indicar, o que comenzamos muy
lentos, o simplemente ni siquiera arrancamos.
Muchos comienzos se nos hacen cuesta arriba. Acompañar a nuestros
hijos a dar sus primeros pasos es por ejemplo una experiencia que nos permite
vivir cuan difícil son esos inicios, un proceso que requiere de esfuerzo, habilidad,
equilibrio y perseverancia. Se caían, se levantaban, volvían a caer y ¡a comenzar de nuevo!
Otros comienzos emblemáticos en nuestras vidas son los inicios del año escolar. Siempre surgían diferencias con mi esposa si
llevar los niños al colegio ese primer día. Argumentaba que nadie iría y que los iban a regresar. Mi
opinión era que debían ir, porque era un compromiso, una obligación que debían cumplir. Finalmente los
llevaba y siempre ocurría lo que mi mujer temía, no iba nadie, ¡ni siquiera los
profesores! Regresaba a casa, con los
muchachos felices y contentos, pero por mi parte con mi conciencia tranquila,
convencido que había hecho lo correcto.
Muchas veces me he preguntado si esa conducta que generamos y
cultivamos desde niño, de no asumir
nuestras responsabilidades, de faltar esos primeros días de clase y además hacerlo sin ningún tipo de remordimiento, nos
pudiera acompañar el resto de nuestras vidas. Cuando tenemos que iniciar algo se nos
aparecen infinidad de excusas que impiden que comencemos. Pienso que detrás de tantas excusas, pudieran
además estar grabadas en nuestro subconsciente palabras que nos reconfortan y
nos dicen: "tranquilo, no hay apuros, nadie va los primeros días, arrancas el lunes, comienza la próxima semana".
Esa hipótesis en mi mente no es nada nueva, la comencé hace muchos años,
pero no la he podido corroborar esperando por algún estudio empírico que la
demuestre. Ya los carbones de mis neuronas se están consumiendo con esa idea y
pareciera se volverán cenizas antes de que se confirme mi suposición.
Muchas de nuestras excusas desaparecerán tan pronto demos ese difícil primer paso y comencemos a
hacer lo que debemos realizar. Cuando
alcanzamos el estado deseado o
culminamos la tarea, por lo general nos surgen preguntas: "¿Porqué no lo hice antes?, ¿Porqué esperé tanto para hacerlo?
Aprender a dar el primer paso en las cosas que nos dan miedo,
inseguridad o pereza, es justamente la primera zancada para ser una persona que
cumple con sus compromisos y alcanza lo
que se propone. Si estamos esperando la perfección para comenzar, entonces
nunca arrancaremos, porque esa nunca se alcanzará.
¡Planificar es vital, pero comenzar es lo esencial!
¡Comencemos!
Lionel Alvarez Ibarra
Febrero
2016
Lionel, me gustó tu escrito... Es una invitación a no procastinar y a poner siempre todas nuestras energías para saltar al cambio de los nuevos comienzos... Gracias......... Janet
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ResponderEliminarGracias Yanet: a veces pienso que en lugar de criar a nuestros hijos, los procastinamos!
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