GIMNASIA EMOCIONAL
Estoy
inscrita en un gimnasio virtual
donde la
mañana empieza,
con mis ojos
medio dormidos, medio despiertos,
clavados en
el fulgurante amanecer del Ávila.
Me acuesto
en su silueta azul topacio,
a beber de
su vino verde
oxigenándome de punta a punta,
y diviso en sus faldas a un Dios que mudo me
habla.
Inspirando y
espirando lenta y profundamente,
una oración
va llenando mi copa emocional,
del placer y
la gratitud de saberme viva,
de mi
conexión decretada con una vida armoniosa.
Gracias
cielo, gracias cerro el Ávila,
por tender
la manta de mi gimnasio emocional.
Cada pedacito
de tu suelo es mi cielo.
Cada cascada
lejana moja mi cara de tu aroma.
Aquí voy comiéndome
el pan de centeno fresa.
Aquí el
chocolate naranja enciende mi serotonina
y un café canela desata lujuria en mis papilas.
Aquí el agua
se descalza cristalina en mi boca loca.
Voy bailando
el día juntando abrazos,
en amalgama
de ilusiones que desatan alegría.
Que nadie
tropiece mi alma de niña.
Que nada me nuble
y me haga llover.
Soy gaviota
libre, hoja que usa al viento de camino.
Soy vendaval
de emociones cuando la tristeza agrieta.
Soy antorcha
de trigo cuando el hambre aprieta,
descalza en
mi, tu pies… para caminar a orillas del silencio…
GUDELIA
CAVERO
Qué delicia Gudelia, leerte también ha sido gimnasia emocional, pero sin ninguno de los esfuerzos, sólo por los beneficios. Como siempre.
ResponderEliminarMi bella Gudelia! Que agradable leerte. Gracias por tener tu poesia. Saludos
ResponderEliminarGude, qué bello. La contemplación también es un ejercicio necesario.
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