Después de 6 meses qué…
Me levantó a seguir una rutina que solo depende de mi, no del tráfico, no de que los otros lleguen, no de conseguir lo que salí a buscar…solo de mi. Después de seis meses me detengo a ponerlo por escrito, por la demanda a desnudar nuestra alma que nos hace pertenecer a nuestro Club de escribidores.
Pero …Después de seis meses también disfruto, he aprendido, me preocupan, me cuestionan y me retan muchas cosas.
Disfruto de quedarme en casa con mi esposo y mi hijo menor, y que hayamos logrado tener una maravillosa y respetuosa rutina, gracias a tener trabajo y estudio que nos motiva; tener espacios personales y una computadora para cada uno; vivir en un lugar precioso, que es agradable y tranquilo en donde en todas sus ventanas encuentras verde. Disfruto tener tiempo para hacer todo lo que quiero hacer, que por demás, siempre son muchas cosas: trabajar, leer, ver películas, correr, montar bici, reunirme virtualmente con seres queridos, cocinar en pareja, con amigos, descansar cuando quiero… en fin… hacerlo todo.
He aprendido, más que nunca, que tengo una vida privilegiada; que muchas personas, yo diría que la mayoría de las personas, transitan, y están viviendo su realidad de manera aguda en esta pandemia, por situaciones muy difíciles… y que queda mucho en el mundo por hacer. Lo que me invita a seguir siempre pensando, y siendo proactiva, sobre cómo puedo seguir haciendo mi aporte. También estoy aprendiendo cosas chéveres esta cuarentena: italiano con estrategias divertidas y gracias al acompañamiento de mis amigos Arcángela y Lionel, Logoterapia en el Instituto Colombiano de Logoterapia y análisis existencial, con personas muy bien formadas en el área, y porque “la Logoterapia y yo nos estábamos buscando, y nos encontramos aquí en Bogotá”. También me siento cada vez más cómoda como profesora y psicoterapeuta virtual gracias a estudiar y aprender muchas cosas nuevas.
Me preocupa mucho Venezuela, vivir en ella y sobrevivir en ella. La pandemia ha agudizado muchos de los múltiples problemas ya existentes, y por ello, las personas están en modo supervivencia. Me pregunto todos los días ¿Qué nos toca hacer? Por supuesto que no tengo la respuestas, pero por eso mismo no dejo de hacérmela. También continúo con nuestra, siempre estrategia, de identificar y subirle el volumen a las cosas buenas, que también están sucediendo en el país: personas y grupos que apoyan a los más vulnerables, personas que han iniciado emprendimientos, personas que se han sacrificado por otras, personas que crean redes nacionales e internacionales, en fin el lado luminoso de la situación.
Me reta el mañana, como mujer, venezolana,
latinoamericana, migrante, madre, esposa, hija, profesora, psicoterapeuta,
ciudadana, en fin como ser humano. ¿Qué me reta? Buscar, sobre todo en forma
colectiva, nuevas formas de hacer de este mundo, un mundo mejor con las
vivencias y los aprendizajes que nos ha dejado la pandemia y el confinamiento a
todos como personas, como familias, como ciudadanos, como habitantes del
planeta tierra. Estoy recordando el planteamiento del Dalai Lama del Egoísmo
Inteligente que nos invita a cuidarnos, crecer y aprender para estar en las
mejores condiciones para poder ayudar. Esta pandemia nos lleva a tener esto
presente. ¿Cómo hacerlo?, para eso cuento con la participación en diversos
grupos con los cuales debemos buscar nuestros aportes individuales y colectivos.
Uno de esos grupos son ustedes, mis queridos amigos del Club de escribidores,
¡trabajemos juntos!
María Elena Garassini
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