Autor: Martín A. Fernández Ch.
26/09/2020
Luego de 6 meses viviendo esta situación de pandemia ¿Cómo te sientes? Mi respuesta es "me siento como un campeón". A continuación, expongo mis razones de por qué me siento así.
Ya he vivido momentos agobiantes y de mucha dificultad, como fue aquellos días del deslave de Vargas en Diciembre de 1999, lo cual me hizo comprender que lo más importante en la vida es la familia, que no hay situación adversa que no pueda superarse y que solo se necesita tener fé en Dios. Lamentarse de lo supuestamente malo que nos pasa, solo conduce al estancamiento emocional y a estar nadando contracorriente o, peor aún, en un remolino.
En marzo de este año, cuando se inició la medida de la cuarentena, debido a la pandemia, mucha gente cayó en crisis. El hecho de quedarse en casa las 24 horas (sin hacer nada o poco teniendo un cambio intempestivo de su forma de vida), para quienes vivían en familia se dieron cuenta que no sabían convivir en armonía y, para quienes estaban viviendo solos, entendieron que los demonios internos son fuertes de enfrentar. Se podría decir que, estos tiempos, los egos salieron a flote y se dieron su festín. Definitivamente, un cambio de paradigma en nuestro pensar y actuar.
En un primer momento nos preocupamos por el futuro inmediato, luego nos dimos cuenta que eso era una pérdida de tiempo, porque nadie tenía certeza de ello y después nos dimos cuenta que, independientemente de lo que fuese a pasar, teníamos que activarnos.
En estas situaciones, es muy importante que las instituciones gremiales y académicas actúen lo más pronto posible, para que la gente se sienta acompañada y orientada, principalmente en generar calma psicológica y emocional. Algunas de ellas actuaron más rápido que otras. En lo particular, tuve la misión compartida con mi apreciado amigo Alberto Lindner, siguiendo las directrices de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana, de diseñar e impartir ciclos de charlas para promover el bienestar, dirigido a los agremiados inmobiliarios y al público en general. Hicimos dos ciclos, los cuales fueron exitosos y la gente lo agradeció.
He tenido una transformación significativa como persona, pareja y desde mi misión de Promotor del Bienestar. Esta situación se prestó para ponerme a prueba y siento que lo logré. En el transcurso de estos meses he aconsejado a mucha gente a cómo superar sus miedos y angustias generadas por esta situación adversa. Con la buena escucha he entendido cómo la gente se siente y he puesto mi granito de arena para que tengan las herramientas suficientes para avanzar y seguir adelante con sus vidas. He entendido que no puedo resolver el problema de todos, solo de aquellos que están a mi alcance y de quienes están dispuestos a superarse.
La prueba de mi transformación es la activación de algunas fortalezas del carácter que estaban rezagadas. La Ecuanimidad, Perspectiva, Prudencia y Amabilidad, cedieron sus lugares a favor del Entusiasmo, Trabajo en Equipo, Amor y Creatividad, fortalezas propias para sustentarme en este proceso de cambio y en los proyectos que acometí. Me siento orgulloso de esta transformación y sentido que he trascendido, demostrado por las retribuciones de agradecimiento que me han dado por dichas charlas y el reconocimiento de la Junta Directiva de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana. Por ello, me siento con mucha satisfacción de saber que he podido dar ese pequeño espaldarazo o empujoncito necesario para que muchas personas se animaran a seguir adelante con optimismo.
Por otra parte, he visto como gente buena ha apoyado para que este proyecto fuese exitoso, como fueron los profesores de Psicología Positiva de los Diplomadas de Psicología Positiva y los amigos del Club de Escribidores de Caracas, de quienes estaré eternamente agradecidos.
Este cambio situacional, produjo una movida de mesa que hizo que las piezas del ajedrez se cayeran en la gestión de la Junta Directiva de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana. Inmediatamente reaccionamos, sentimos que era necesario activarnos para atender a nuestros agremiados. Y así lo hicimos. Aprendimos las destrezas necesarias para estar presente en las redes. Nos organizamos como un verdadero equipo. Fuimos creativos y formulamos charlas y talleres. Y hasta los momentos, la integración y el trabajo en equipo se ha sostenido con miras a una gestión exitosa.
En lo personal, la mejor experiencia que he tenido tiene que ver con mi relación de pareja, con mi novia María Alejandra Chávez. De vernos prácticamente solo los fines de semana, ahora estamos juntos las 24 horas. Este proceso nos ha servido para engranarnos, conocernos aún más. Nos hemos apoyado en los proyectos de cada quien, como han sido: cantar, club de storytellers, grabar videos de karaoke para subirlos a las redes, recitar poemas, trabajar juntos, hacer ejercicios y seguir pensando en proyectos. Ella ha sido mi apoyo incondicional en las charlas de bienestar, no solo como asistente, sino como consultora y hasta en la logística, como fue el caso de la charla con Cora Farías (El Arte para el Bienestar, una mirada de Frida Kahlo), quien tuvo problemas de conexión de internet y ella fue a buscarla a su casa. A Mariale tengo mucho que agradecerle, porque ahora soy mejor persona y amante.
Para finalizar, he dejado evidencia de mis distintas evoluciones. En la actualidad, hay un Martín Fernández distinto al que estaba antes de la pandemia y muy distinto antes de haber tomado mis diplomados de Psicología Positiva. De eso puede dar constancia los que me conocen desde hace tiempo y, sobre todo, mi amada María Alejandra.
FIN.
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