Amigos desconocidos

Por Gladys Boza

La revista “El Librero” es uno de mis mayores placeres, esperarla mes tras

mes, -como se distribuía hace unos tres o cuatro años cuando me suscribí-,  me

producía una secreta emoción.  -No entiendo, sólo es una revista que habla de

libros-,  me decían los pobres ignorantes que no alcanzaban a ver que “El librero”

es mucho más que eso.

      Es cierto que las entregas se habían reducido de mensuales a bimensuales,

luego a trimestrales, hasta que,  en lugar del correo  acostumbrado en el que me

informaban el día aproximado en el que me llegaría la revista, lo que recibí fue, un

correo anunciándome que  “El Librero”  dejaría de salir en físico, debido a las

dificultades harto conocidas para conseguir y comprar el papel, así que:  Sra.

Gladys sólo recibirá la revista en formato digital. Firma: Sergio Dahbar, editor.

Cuando leí esto, me sentí  en el mismo drama que se desarrollaba  cuando uno

recibía un telegrama que  nos anunciaba la muerte de un amigo muy querido; y

fue el impulso y la acción inmediata de contestar este correo lo que luego me hizo

reflexionar, si era apropiado hacerlo,  ya que es enviado a todos los suscriptores

pero  yo sentí que era escrito para mí, era mi telegrama anunciándome la muerte

de ese amigo tan querido.

Así que, seguí mi impulso y contesté el correo,  pero no para quejarme, reclamar o

lloriquear, no, lo que quería era agradecerle a Sergio (al que sólo he visto una vez

en mi vida, después entenderán la pertinencia de éste comentario)  la inmensa

satisfacción,  la alegría y el placer que me produjo tener en mis manos cada

ejemplar del Librero, me hizo creer que poseía todos esos libros, gracias a la

semblanza de cada uno de ellos, la calidad de su papel, los colores, los artículos

habituales, las noticias sobre las próximas ferias del libro que me transportaron

una y otra vez hasta el país protagonista sin la tortura de CADIVI. Hacía agradable

mi regreso a casa por el placer que me producía su lectura, en el transporte

público,  antes de dormir y por supuesto, en el baño.  En fin, que después de que

escribí ese correo, sentí como si se lo hubiera escrito a un amigo y éste

pensamiento me llevó a otro escenario y me recordé llorando cuando murió Robin

Williams, y cuando me enteré de la muerte de Michael Jackson,  y de Winnie

Houston  y recordé como corrí a buscar los libros que tenía de García Márquez el

día nefasto de su muerte, y lo que sufrí cuando anunciaron el precario estado de

salud de Yordano y de Guillermo Dávila, y como seguí con interés la tragedia que

era la vida de la princesa Diana y lloré su muerte como si de una amiga se tratara,

y me intereso aún por la vida de sus hijos.

    Es por eso que decidí dedicar mi escrito del mes de Febrero del amor y la

amistad, a esos “amigos desconocidos”  que aun habiéndolos visto una sola vez

en mi vida cómo a Sergio Dahbar, o no habiéndolos visto nunca en persona,  han

dado felicidad a mi vida, la han enriquecido y me han hecho una mejor persona

por su influencia positiva.

CANTANTES cuyas canciones repito una y otra vez, que me acompañaron a

celebrar o a llorar un amor, o que hacen que mi piel se erice de emoción!.

ESCRITORES, que me han abstraído algunas veces de la realidad “que es mucha

y mala” - como decía Quevedo en uno de sus versos-, y me han llevado a mundos

a los que puedo acceder  sólo con la imaginación!,  ACTO

RES, que con sus

magistrales interpretaciones,  me han conmovido hasta lo más profundo de mi

alma!, PERSONAJES, que con sus vidas me han inspirado y me han demostrado

cuán lejos puede llegar una persona cuando se lo propone y utiliza  todas sus

fortalezas para salir adelante. COMEDIANTES Y HUMORISTAS, que me han

hecho reír hasta las lágrimas, y poner en movimiento al menos 400 músculos!, en

fin, mi agradecimiento  infinito en ésta oportunidad  a esas personas,  que aun sin

conocerlas han sabido tocar más que mi alma.

¡FELIZ DÍA  DEL AMOR Y LA AMISTAD!