viernes, 15 de marzo de 2024

Carta a la casa de mi infancia/Angel Ceballos


CLUB DE ESCRIBIDORES

Carta a la casa de mi Infancia(Angel Ceballos – Feb. 2024)

“Apreciados Lápices alegres con una infancia floreciente”, comienzo el tema del mes con una premisaque me obliga a afirmar que  mi infancia si tuvo una casa, que mi memoria inocente la recuerda en los años que la conviví y la cual a estas alturas de mi vida debe estar destruida o invadida por neblinas que empañan mi memoria de tantos años vividos.

Hasta el presente, he vivido en al menos en 7 casas o moradas, de diferentes diseños y tamaños, última de las cuales acabo de venderpara adquirir una 8va. nueva y moderna, ojalá sea una casita gobernada con los mandatos de la Inteligencia Artificial, de manera de no tener que hacer nada y que sea orientada por las leyes de la física cuántica y las del universo.

Ahora bien, cada casa donde he vivido ha tenido sus historias y vivencias merecidas e inmerecidas como la vida misma,con paredes y espacios llenos de sentimientos y de momentos que sirvieron para adecuarlas, remozarlas y ampliarla, hasta sentir que ya no era adecuadopara seguir en ella o que las necesidades eran tan inminentes para la búsqueda deun mayor “espaciofísico” que integrara a los invitados de sangre que en cada casa llegaban, llámese la “familia nuclear”.

Hoy en día, terminando de vivir en mi 7mo., “espacio de amor” y buscando la que será mi 8vo. espacio para esperar mi descanso eterno, claro eso solo lo sabe mi Dios, me piden que escriba y le envíe una carta a la primera instancia donde inicié mi conversión  de ser una luz cósmica en el planetapara convertirme en un observador y explorador, primero visual y luego activo e inocente para descubrir los milagros del universo entrando a ser parte del “holograma multidimensional del universo” y tratar de estar presente en esa primera “casita” ubicada en el barrio El Retiro, en San José del Ávila, en la sucursal del cielo, por supuesto.

¿Qué le escribiría yo hoy a esa primera casita, adonde llegué con las ansias de explorar y reconocer que todo lo que veía, pensaba y sentía tenía una razón de ser y que luego de estar  lleno de tantas vivencias, recuerdos, y cosechas de tantos frutos, algunos muy dulces, otros un poco amargos y hasta algunos “sin sabor definido”? y  me sirvieran también  para ser el arquitecto de mi ser para buscar y llegar a la de hoyen la búsqueda de mi 8va. y sublime espacio para celebrar mi autorrealización o autoconversión de ser un co-creador de mi propio destino. ¿Creo que la Física Cuántica empezó a tocarme el Hipocampo, a través de mi “glándula pineal”.¿Verdad?, los psicólogos amigos sabrán a que me refiero.

Bueno aquí voy con mi domesticado y comedido escrito dirigido al espacio holográfico de la casa de mi infancia de mis primeros 5-7 años:

“Mi Querida Casita espacial de convivencia inmortal”, después de haber vivido y haber estado presente en 7 diferentes moradas de “luz, más que de sombras”, acudo a tí, esperando estes viva y de pie,  para tener un encuentro de forma escrita, primero,para expresar y extender mi máximo agradecimiento por todo lo vivido dentro de tu razón de ser  y todo lo que me ofreciste en mi función exploradoray búsqueda de mi identidad hace más de setentas y tantas primaveras, cuando en un cuartico de no más de 2 x 2, en una cunita usada de hierro blanco,disfrutaba todas las mañanas despierto esperando mi biberón de vidrio lleno de una sustancia blanquecina que estremecía todo mi seral recorrer mi delicado canal alimenticio y que al terminar miraba con ansias por más al portador o portadora de ese elixir que me hacía parpadear de alegría por ese sustento lleno de amor. Mi padre, Angel María, un humilde y alegre vendedor de jugos en el mercado de Quinta Crespo y mi madre, Eugenia Antonia, solidaria y activa por darme su cobijo, me alimentaban de amor y juegos manuales que me hacían reír sin parar, a pensar que la vida era un juego de comer, mirar, jugar y dormir.

Siempre recuerdo mis pantaloncitos cortos oscuros con mi camisita blanca y un pelo abundante que a veces le demoraba a algún curioso su definición si yo era barón o hembra, sobre todo porque siempre me aferraba y abrasaba una muñequitade trapo que desde niño me empezaron a gustar.  Al año de mi nacimiento, llego mi hermanita, Beatriz Adela, que pronto iba a ser mi gran compañera para pelear y discutir a quien le pertenecía esas muñecas, pero mi hombría prevalecía y terminaba con ellas aferradas en mis brazos siempre cálidos. 

Tú, miprimera y humilde morada, quedabas frente a una vereda de tierra,solo peatonal, donde Angel María, mi padre, se sentaba en la puerta de una subida de escalones que llegaba a la entrada real de la casitamás bien alta en una pequeña colina natural y tú, siempre pendiente, te asegurabas que no estuviera mojada para que no me resbalara y cayera por esos empinados escalones. Así pasaron 5 años de aprendizaje manual con mi padre que con entusiasmo me dictaba, con dados de madera grandes, donde colocaba cada letra del alfabeto y formaba palabras cortas para que yo las repitiera y si lo hacía rápido, a su entender, me regalaba un caramelo o me abrazaba en señal de triunfo. 

Y tú,mi primera casita, fuiste testigo de esa etapa de encuentros con amiguitos y ahora pienso que te asegurabas y me cuidabas de que no llevara alguna muñeca de trapo que mi consciencia infantil me decía, sabiendo, que si la llevaba me metía en un problematransgénero existencial. Eran encuentros en la callecita de tierra donde disfrutaba al menos 2 veces a la semana a un juego de “metras” donde las “bolondronas” marcaban el “mingo”, como en el juego de bolas criollas que eran mis preferidas por la luminosidad, colorido  y tamaño que solo mi puño la podía ocultar. Recuerdo que dibujábamos sobre la tierra,  un circulo del tamaño de la tapa del pote grande de leche en polvo,  con un “palito”, para asegurar que la metra, tirada desde unos 3 metros,  llegaba más cerca de la “bolondrona”, metra del tamaño de un Toronto,  ganando puntos con la distancia más corta. Otro juego era el “enrollado” con una cuerda y lanzamiento de un trompo midiendo el tiempo que permanencia sin terminar sus giros al caer. De eso, te acuerdas?, yo era un master.

Y así te pasó el tiempo estando presente y viéndome, pero no decías nada sino que dejabas que el sol entrara para calentar mi cuartico y si llovía, dejabas caer algo para que mi madre se acercara buscando el ruido y darsecuenta que me estaba mojandopara cerrar la ventana. Mi hermanita, Beatricita, siempre peinadita, con bucles simétricos que nuestra madre y tías las mantenían impecable, fue siempre mi cómplice en los juegos de “papa y mama” que hacíamos solos en el solar al fondo de la cocina que tu disponías para ello en la parte de arriba.

No quiero extenderme mi casita, pero en esos años, lograste mantener una relación mágica, que sembró una convivencia amorosa en la 2da. Casita o apartamento en Bella Vista, lugar a quien debo escribirle algún día de estos para seguir agradeciendo mi crecimiento y facultamiento de ser un soñador continuo en buscar de un propósito que le diera sentido a mi existencia, realidad que después de haber vivido en 7 moradas, se ha hecho una realidad.

Si no me respondes esta misiva, no importa, es posible que ya no existas, pero la memoria de haber sido la primera no se olvida ya que fuiste la base o fundación de mi personalidad y bienestar duradero. Si quieresvisitarme, igualmente te costará ya que de pronto al no existir por el crecimiento estructural y física del desarrollo de muchas casitas en El Retiro, pero, como la ciencia a través de física cuántica lo reitera, tu energía no desapareció sino que se transformó ytu información seguro quedaráholográficamente plasmada para que en otra galaxia algún “angelito” la está o la estará disfrutando en un “meta-verso”.

Te abrazo y te reitero mi agradecimiento de abrigarme y ofrecerte para dar mis primero pasos y luz del conocimiento que, según los amigos psicólogos,  no es más que la definición de la “consciencia” . Si estas en alguna galaxia, invita a mis padres que seguro están juntos y quieren celebrar y brindar por todo lo que tu hiciste en mis primeros pasos “cuánticos”. Y si por una casualidad, lo cual he aprendido por experiencia de vida que ella no existe y si sigues de pie, dame una señal cósmica para decidir si te visito con una muñeca de trapo en unos shorts cortos y una camiseta blanca, para que me reconozcas y celebremos el encuentro. Si quieres me llevo a mi hermanita, para hacer una fiestecita los cuatro, Tu, ella, yo y mi muñequita.


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