viernes, 15 de marzo de 2024

carta a la casa de mi infancia/Jesucita Peters

 

Autor: JesucitaPeters S.

Fecha: 26 de febrero 2024.

 

Carta a la casa de mi infancia

 

Que de recuerdos de esa casa de la infancia, donde no hubo figura paterna, por cuanto mi mamá enviudo muy joven  y se dedicó a criar dos hijos únicos mí hermano mayor de nombre Alfredo( ya fallecido) y mi persona.

Mi recuerdo me lleva a esa casa donde comienza mi historia y veo a una madre abnegada que hizo de papá y mamá de una manera ejemplar. La negrita como yo le llamaba la recuerdo dulce, amorosa, pulcra, ahorradora,  inteligente, con una visión de futuro que se alejaba grandemente de sus contemporáneos, etc.; pero con mano dura y chancleta en mano para corregirnos en lo que ella consideraba no estaba correcto y se alejara de sus principios y valores.

Recuerdo nuestro hogar y nuestra infancia llena de amor y a  dos hermanos jugando y peleando por casi todo, cuando no estaba mamá  presente. A mi memoria llega el principal  motivo de nuestras peleas cotidianas, las cuáles se generaban por acuerdos previos que mi hermano no respetaba. En mi casa había un televisor, una radio y una poltrona que se ubicaba cerca del televisor, el acuerdo era: que el que pidiera la TV, la radio y la poltrona la usaba sin restriccionesy a voluntad por todo ese día, es decir, después que llegáramos del colegio y ya hubiésemos hechonuestras tareas. Este acuerdo se respetó, hasta que mi hermano vio que la que disfrutaba más de este acuerdo era yo, ya que siempre me despertaba antes que él ypedía los tres elementos, hasta que un buen día después de que yo, ya  había hecho mi solicitud,  el decidió que  no había escuchado y cuando él se levantaba lo pedía ignorando mi solicitud previa, de allí en adelante pelea segura. Mi hermano mayor era tan perezoso para despertar en las mañanas que hubo veces que el transporte escolar lo dejó, cuando yo o mamá no lo llamábamos.

Recuerdo que yo tuve que aprender todos los juegos que supuestamente solo lo jugaban los varones, entre los cuales me volví  una experta con las metras, el garrufio, jacks, volar papagayo, perinola, piedra papel y tijeras, entre muchos otros. La verdad fueron momentos felices entre peleas y competencias entre mi hermano y yo.

Mi madre era amante de las plantas , recuerdo el olor de la flor de una planta llamada Uña de Danta que impregnaba toda la casa con su perfume y aún hoy donde encuentro ese olor me traslada a la casa de mi infancia, otro olor que nunca olvido es el olor a torta que mamá acostumbraba hacer los sábados por la noche y como de costumbre mi hermano y yo lambuceando la batidora ,la paleta, es decir, todos los instrumentos de cocina en donde había quedado mezcla de la torta le pasábamos el dedo y hasta las lambiamos y mi mamá regañándonos para que no lo hiciéramos, al día siguiente domingo desayunábamos con torta y leche, eso era lo máximo.

Nunca se me olvidará lo buena cocinera que era mi mamá, por cierto ella tenía un compadre que la llamaba para el mes de Julio para avisarle si estaba dispuesta para hacer las cachapas, ya que él se encargaba de llevarle bolsas de jojotos para hacer las cachapas de hoja y además molía  el maízen esas máquinas manuales que se usaban antes y que cansaban bastante y mamá se encargaba de sazonar la mezcla para luego ponerla en las hojas del jojotocon un habilidad increíble. Así nos deleitábamos con las cachapas que una vez hechas, al día siguiente mamá las ponía en un budare a calentar y que se le hiciera una conchita dorada  y luego la impregnaba de mantequilla y le ponía no queso blanco, sino queso gouda amarillo, para nosotros era manjar de Dioses.

Mi casa siempre estaba abierta y mi mamá era muy hospitalaria y cultivaba muchos amigos. No importaba que día  de la semana fuera ya que seguro habría dulce en almíbar, esto era un ritual en mi casa de la infancia para ofrecerle a las visitas. La negrita  era experta en hacer dulces en almíbar de: naranjas, toronjas, lechosas, limones, duraznos, ciruelas y muchos otros. El dulce que más me gustaba a mí, era el de lechosa, coco y piña todo estos ingredientes rayados y hechos con papelón, que delicioso.

En casa celebrando las navidades, la negrita fue siempre muy amiguera y servicial lo que hacía que las navidades para nosotros fuera motivo de festejo y reunión entre amigos que ya eran como familia y en dónde se reunían hacer las hallacas en nuestra casa y que buscando la sazón de mi mamá, pero esto siempre fue motivo de alegría en mi hogar.

Viendo mis recuerdos, me doy cuenta que las celebraciones y las comidas  siempre iban de la mano. Hoy entiendo porque me dicen que cocino sabroso, creo que lo herede de la negrita, mi mamá.

La asociación de la alegría y la comida estánpresentes siempreen mi vida, me doy cuenta de donde viene. Actualmente vivo haciéndole comiditas ricas a mis nietos para cuando yo ya no este, se acuerden de mi a través de los olores y sabores de las comidas, actualmente ya Liam uno de mis nietos de 3 años me pregunta Abu cuando haces empanadas, aunque yo considero que no soy experta haciéndolas.

Otro recuerdo que se me viene a la mente porque nos hacía muy felices a mi hermano y a mí, mamá acostumbraba hacernos sorpresas con las comidas, nunca se me olvidará el que teníamos un comedor de niños en donde nos sentábamos a comer y donde mamá por ejemplo nos servía  una montañita de puré de papas y al verlo nos poníamos tristes porque era papa sola y comentábamos entre mi hermano y yo, así comenzábamos a derrumbar el puré de papas para ver que escondía, a veces tenía la carne dentro, o tajadas, o lo que a mamá se le ocurriera, esto era motivo de una gran alegría para nosotros y mamá reía mucho al ver nuestras caras  tristes.

Hoy me doy cuenta de que fácil es complacernos cuando somos niños, recuerdo que mamá nos llevó a un parque y vendían pollitos y nos antojamos de pollitos y mamá nos compró un pollito para cada  uno, lo llevamos a casa y mi hermano era muy tosco y acaricio tanto al pollito que el mismo no sobrevivió a las caricias, sin embargo, mi pollito se convirtió en gallina y hubo que hacerle una jaula y se llamaba Sancochito ya estaba tan grande que un buen día, mamá decidió regalarla a unos amigos, esa fue mi primera experiencia de perdida de algo que yo quería, aunque podíamos visitarla no era lo mismo.

Hoy recuerdo el olor de  la pintura del mes de noviembre que se hacía para poder montar el arbolito y el nacimiento, los ruidos de alegría por los regalos y estrenos del 24 y el 31 de Diciembre para recibir el año nuevo.

Recuerdo los ladridos de Minina, Chispita, Picolino, Bambi a lo largo de mi infancia,estos fueron los perros que nos acompañaron en nuestras travesuras mientras crecíamos.

Hoy veo que la presencia de la negrita pincelo de gratos colores, olores y tanto amor ese hogar en donde crecían sus polluelos, hasta llevarnos a la universidad y ver como ahuecamos las alas para formar nuestros propios hogares, con nuestras propias normas, valores y principios que emanan de todo lo que ella nos pudo brindar.

Agradecida mi negrita amada por darnos ese cálido hogar que nos brindaste, un abrazo seguro en todo momento y circunstancia, una palabra de aliento, un regaño oportuno para corregir el camino y sobre todo esa inteligencia que  te impregnaba en todo lo que hacías, hoy quizás te  admiro más que antes, probablemente porque hago consciente tu esmero y dedicación.

Estas son algunas de las anécdotas que pude recordar y que marcaron mi historia de vida.

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