EL MIRADOR DE LAS AGUAS INFANTILES
Santiago Porras Rojas
La ilusión de Sebastián
como lección
Paseaban a través de la
sierra de Collserola, caminaban sobre el trazado horizontal de la carretera de
las aguas, una zona verde por sobre la cual transita cada año 750.000 personas
dando pasos o pedaleando en bicicletas, para disfrutar de vistas esplendidas de
la ciudad condal de Catalunya.
César había invitado a
Sebastián, quien era un explorador de seis años,que se entusiasmaba
descubriendo cosas nuevas,se sorprendía con su lupa al mirar a las hormiguitas
que, siendo tan diminutas, se coordinan con soltura e ilusión al cargar y
transportar las hojas a su alcance, a través del camino de sus pasos sobre la
tierra.
El explorador, además de la
lupa, llevaba pequeña pala y un estuche para guardar bichitos o insectos.
César le preguntó - ¿Qué has
hecho como explorador?
Sebastián le contestó – A mí
me encantan los dinosaurios y tengo en mi colección cerca de cuarenta entre los
preferidos están el Allosaurus, el Slamosaurus, el Therinosaurus y el Scorpios
Rex.
En el cole, mi maestra de
prescolar me dijo que preparara una presentación de lo que deseo ser de mayor.
La verdad es que me gustó demasiado esa idea y le dije a mis compañeros que yo
era un paleontólogo…
-¿Un qué?... preguntó César
Y respondió Sebastián – Los
paleontólogos estudian los huesos de los dinosaurios que están enterrados
debajo de la tierra y descubren los miles de años en los que existieron, qué
comían, saben si eran terribles o mansos y otras cosas. Por eso, yo quiero ser
un paleontólogo.
Es fantástico, cuando
los adultos le ponemos ilusión a las cosas.
Jugar y convertirte en
un niño Ghostbuster
Mientras Sergio (8), Juan
Pablo (6) y Manuel Felipe (5), juegan a ser Peter, Ray yEgon, los auténticos
Cazafantasmas, de pronto aparece su padre por el escenario y le dice Sergio con
entusiasmo…
-¡Papá ven y juega con
nosotros!
Sebastián, el padre se
contagió de su entusiasmo y le dijo – ¡Sííií! ¿Y quién soy?
-Todos dijeron -¡Wiston!!
-¿Y qué tengo que hacer?
-¡Convertirte en un
Cazafantasmas!
-¿Y cómo me convierto?
Sergiotrajo un morral
(mochila) para niños con motivos de los ghostbusters y le dijo a su papá
-Tienes que ponerte esto para que seas Egon.
Sebastián tomó la mochila y comenzó
a ilusionarse cuando introdujo su brazo derechopor la correa posterior y cuando
intentó introducir el brazo izquierdo por la otra correa, experimentó una
enorme dificultad, debido a que era una mochila muy pequeña; claro! Era una
mochila para niños. Aun así, el espíritu infantil de Sebastián, el padre,
continuó insistiendo en logar calzar el brazo por la correa y en aquel
forcejeo, los niños le animaban diciéndole - ¡Vamos papá…sigue…!. Mientras sus
miradas transmitían a su compañero de juego la incertidumbre de lograr calzar
el brazo en la correa.
Sebastián forcejeaba una y
otra vez, una y otra vez hasta que de pronto; logró pasar completamente el
brazo a través de la correa y allí sintió un éxtasis de alegría que dibujó en
su rostro la sonrisa de un niño, mientras que Sergio, Juan Pablo y Manuel
Felipe gritaron emocionados
– ¡!!Ghostbuster!!!!ahora
eres un “Cazafantasmas” de verdad…verdad Papaaaá!
Cuando los adultos
jugamos, rehabilitamos al niño que llevamos dentro y, nuestra imaginación es
capaz de luchar por aquellas ideas que, ante la adversidad, logramos alcanzar
con perseverancia.
Cuestionar nuestra
manera de juzgar
Carmen va cada día al parque
con el Fabio, un niño de cuatro años. Ella es su “canguro” (Nana) a quien llama
“Nini”. Ella, no le quita la vista de encima mientras Fabio juega y comparte
con otros niños de distintas edades.
Los amiguitos de la misma
edad de Fabio, ya se han marchado del parque. Habían estado divirtiéndose con
unos dinosaurios grandes y llamativos del Fabio. Entonces, se acercaron otros
niños más grandes que Fabio; atraídos por esos juguetes llamativos del pequeño.
Los niños le pidieron a Fabio
les prestara sus dinosaurios. Este miro a Carmen como consultándole si se los
prestaba o no y Carmen le dijo…
– ¡Sí mi vida, préstaselos!
Fabio se les ofreció y los
niños jugaron un rato con los dinosaurios y de pronto, se cansaron y los
tiraron al suelo y se fueron.
Entonces el Fabio preguntó a
Carmen -¿Por qué esos niños tiran los juguetes al suelo?... y la Carmen respondió…
-Es porque son uno niños mal
educados.
De inmediato el Fabio le dijo
– No Nini, no son maleducados, sólo son unos niños que tiran los juguetes al
suelo.
Los adultos hemos de
conectar con esa capacidad crítica para hacer preguntas y enseñarnos la
diferencia, entre juicios y afirmaciones.
Barcelona – España, 23 de marzo de 2024
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