viernes, 26 de julio de 2024

Los héroes… ¿Y para quién somos héroes nosotros?

Los héroes… ¿Y para quién somos héroes nosotros?

María Elena Garassini 

Estoy escribiendo este texto para el club de escribidores y me llega esta imagen con esta frase de  Joaquín Sabina y no puedo resistir la tentación de ponerla como inicio, porque representa mucho de lo que quiero escribir.

 


Hablar sobre los héroes, es siempre un tema hermoso, que de alguna manera nos remite a nuestra infancia, a los héroes de nuestras comiquitas, pero que va creciendo y evolucionando, como evolucionamos los seres humanos en la complejidad de la comprensión de los diferentes aspectos de la vida.

Empiezo entonces por el principio, quienes fueron mis héroes infantiles: Meteoro y el Dr. Ben Casey. Me atraía su heroísmo más humano que poderoso o fantástico. Creo que eso dice mucho de lo qué siempre fue importante para mí. También recuerdo que cuando estábamos en quinto grado con la profesora Olivia, nos pidieron escribir un texto de la persona que más admirábamos, y no dudé ni un segundo escribir sobre mi papá (creo que en ese momento tenía el complejo de Electra exacerbado, diría Freud), porque ahora escribiría sobre mi papá y mi mamá porque tienen iguales méritos para ser personas que admiro, también por su calidad humana, cercanía y manifestaciones de cariño con las personas que los rodean. Por último quiero mencionar a dos héroes de mi juventud y adultez mundiales como lo son Mahatma Gandhi y Nelson Mandela, luchadores sociales, profundamente humanos, que actuaron siempre en defensa del bien común, así les costara la libertad y la vida.

Y entonces, ¿para quién somos héroes nosotros? … ¿para quién soy héroe yo? Me envalentono a escribir esta parte después de leer el texto que escribió el host de esta reunión de escribidores,  “Martín, el grande” ( :

Siendo fiel con mi significado de héroe y honrando a mis héroes de infancia y adultez pienso en las personas para quienes soy héroe y quisiera que me tuvieran como un héroe humano y cercano.

Mis padres me alaban y admiran un montón porque ven en mí una mujer familiar, profesional, multifacética, sensible socialmente, con inquietud y curiosidad intelectual, que es capaz de combinar sus roles y disfrutarlos. Mi papá me dijo una vez con mucho cariño y desde el corazón: “la mujer maravilla”. Eso dicho por alguien a quien uno quiere profundamente y fue su primer héroe es “chocolate para el alma”.

Mis hijos ven en mí, un apoyo que siempre está ahí para ellos, en quien se puede confiar, a quien se le puede pedir un consejo, quien los puede consentir y también a quien pueden consentir. Creo que también puedo ser su heroína porque tengo gran capacidad de adaptación, de acompañar situaciones muy duras y tristes, y trato de acompañar, desde mis posibilidades a los que me necesitan.

Mis alumnos, que han sido montones, jóvenes y adultos, reconocen en mí la pasión por el conocimiento, y particularmente por el desarrollo humano con toda su diversidad, complejidad y capacidades. También mi posibilidad de ser una profesional exitosa sin desmedro de los otros roles en mi vida. Para algunos mi proactividad en el emprendimiento de nuevos proyectos y el liderazgo de iniciativas puede hacerme ser su heroína.

Mis amigos, en muy diversos contextos, saben que cuentan conmigo de manera incondicional, que siempre hay tiempo, consejos, préstamos, favores, en fin… y lo más importante es que saben que es bidireccional y ajustado, como debe ser a la realidad de cada uno.  Mi disfrute de la naturaleza y los múltiples paseos realizados, de mi pareja y mi familia con quienes compartimos tiempo de calidad, de mi trabajo que me permite formar y acompañar y me ha dado muchos espacios de logro y éxito, de la lectura y la escritura que me permiten expresarme y disfrutar de la expresión de otros, de la cocina para consentir aprendida de mi mamá y mis abuelas, y el compartir y conversar con grupos de gente querida pueden ser, felizmente, mis actos de heroína.

Es imposible terminar este escrito sobre “Los héroes… Y para quién somos héroes nosotros?” sin darle gracias a la vida que me ha dado tanto, robándole las palabras a Violeta Parra, inmortalizadas en su versión cantada en la  voz de Mercedes Sosa.

 

 

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