jueves, 25 de julio de 2024

 ¿Para quién soy un héroe?

Juad Masters

    Lo primero que se me ocurre es responder con otra pregunta: ¿soy yo quien decide para quién soy un héroe o es un honor que me es concedido por otros? Se me ocurren más preguntas: ¿es importante considerar la diferencia entre para quién soy un héroe y para quién quisiera ser un héroe?

    De ser así, y bajo mi entendimiento de que ser héroe es modelar buena humanidad, no me cabe la más mínima duda de que quisiera ser un héroe a los ojos de mis hijos. Sin embargo, volviendo a mi pregunta inicial, tan solo puedo desear que ese sea el legado que les deje. Eso lo decidirán ellos, si me conceden ese honor o no.

    Toda esta maraña de preguntas me lleva a considerar que, para poder responder con completa veracidad "¿para quién soy un héroe?", solo puedo hacerlo en lo que concierne a ese rol para mí misma. Es decir, ¿soy mi propio héroe?

    En realidad, jamás lo he pensado, y el considerarlo me genera dos sensaciones contrastantes. La primera –quizá por condicionamiento social– es que me hace sentir cierta vanidad al pensar en para quién soy un héroe, lo cual me incomoda. Por otro lado, la idea de indagar en esta reflexión y confrontar esa incomodidad me genera gran curiosidad.

    Decidí, pues, dejar a un lado mi incomodidad y lanzarme a la exploración, empezando por darme un marco teórico para guiar mi reflexión, es decir, comenzando por la definición.

    La Real Academia Española define el término héroe, heroína de la siguiente manera:

            Persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble.

            Persona ilustre y famosa por sus hazañas o virtudes.

    Como no soy una persona ilustre y famosa, me quedo con la primera definición, que siento que está más a mi alcance. Basada en esta descripción, me siento confiada de poder determinar si, en definitiva, soy mi propio héroe o no…

    Acción abnegada por una causa noble…Veamos, pues, si doy la talla o no dado los roles que tengo en mi vida…

    Ser madre, para mí, es el privilegio más grande, el honor más profundo y la responsabilidad más hermosa que define la gran mayoría de mi propósito de vida. Y sí, lo hago con completa entrega y deliberada abnegación. Y eso me hace feliz, muy feliz, el poder dedicarme abnegadamente a la crianza de mis hijos, causa noble mayor.

    Ser hija, otro privilegio por la bendición de los padres que me tocaron. Fui hija abnegada. En salud y enfermedad. Siempre feliz de verlos y estar con ellos. Los amé, y sigo amando con todo mi ser.

    Ser esposa, ¡Dios! ¡Otro privilegio más! Somos abnegados el uno con el otro. Comprometidos con amarnos y apoyarnos contra viento y marea, en las buenas y no tan buenas, en risa y en llanto, en valentía y en temor. Así que, sí… abnegadamente entregada a la noble causa de vivir en matrimonio.

    Ser miembro de mi comunidad. Dono mi tiempo y mis habilidades, sean las que sean, para el bien de la comunidad donde vivo, en la asociación de padres del colegio de mis hijos u organizando tertulias y charlas para fortalecer la comunidad de mujeres que me rodea, todo lo hago con cariño y entrega, con abnegación. Cooperar al mejoramiento de nuestras comunidades, dando nuestro granito de arena, es enfáticamente una causa noble.

    Tratar de enfrentar cada día con agradecimiento, humildad, apertura para aprender, disposición para colaborar, motivación para mejorar, inspiración para promover no solo mi bienestar personal, sino bienestar a mi alrededor, es en sí una causa noble, y siento que el tener la intención y la resiliencia de querer hacerlo, a pesar de los obstáculos y dificultades que se nos presenten, representa abnegación. Abnegación por ser la mejor versión posible de mí misma.

    Esta reflexión me ha dejado una nueva enseñanza: el hecho de que ser héroe no implica ni significa haber alcanzado la cúspide de la sabiduría. Lo que esta reflexión me ha confirmado es, más bien, todo lo contrario: que podemos ser nuestro propio héroe justamente porque estamos en constante crecimiento; que podemos ser nuestro propio héroe a pesar de las fallas o debilidades que podamos tener. Cada día es una oportunidad para poder dedicarnos de manera abnegada al beneficio de una causa noble: el de vivir una buena vida. Eso nos hace héroes.

Juad :)


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