“La Distancia es como el viento” (Angel Rafael Ceballos)
Mis
queridos lápices “distantes”, si como dicen, que "la distancia es como
el viento", me voy a atrever a usar esa metáfora para construir mi
vejez de larga distancia con un viento a favor, activo y saludable.
Esta
metáfora es una forma poética y profunda de entender el paso del tiempo con el
proceso de envejecimiento. Veamos cómo podemos aplicarla para construir y
disfrutar una vejez floreciente:
La
distancia como el viento, en la etapa de ORO de la autorrealización, lograda
con mucho “viento”.
· El
viento como el paso del tiempo: Así como el viento
sopla constantemente, cambiando de dirección y fuerza, el tiempo también avanza
inexorablemente. La vejez es simplemente un punto más avanzado que el tiempo
define en este viaje.
· El
viento como un cambio constante: El viento moldea el
paisaje, erosionando algunas partes y creando otras nuevas. De igual manera, el
paso del tiempo nos transforma, cambiando nuestro cuerpo y nuestra mente y con
ello nuestro hacer.
· El
viento como fuerza: El viento puede ser una suave
brisa o una fuerte tempestad. Nuestra experiencia en la vejez dependerá de cómo
aprendamos a navegar estas diferentes "brisas" y
"tormentas",que sin querer nos llegan en la vida.
Cómo
usar esta metáfora para construir una vejez plena y saludable:
- Acepta el cambio:
Al igual que no podemos detener el viento, tampoco podemos detener el
envejecimiento. Aceptar este hecho es el primer paso para ubicarnos en el
presente y pensar en vivir una vejez plena.
- Adapta tu vela:
Nuestra vida es como un velero navegando en viento suaves y huracanados. A medida que envejecemos, debemos ajustar
nuestras velas (nuestros objetivos, nuestras expectativas, nuestras
actividades, nuestras limitaciones y destacar nuestras fortalezas) para
aprovechar al máximo las condiciones cambiantes y climáticas de la sabiduría
- Encuentra tu dirección:
El viento puede llevarnos a lugares inesperados. Es importante encontrar
nuestra propia dirección y mantener un rumbo claro, tranquilo y
disfrutado, a pesar de las ráfagas naturales e inmerecidas de la vida.
- Disfruta del viaje:
La vejez es una oportunidad para reflexionar sobre el “yo histórico”,
para disfrutar del presente (sin juicios) y dejar que el futuro tome su
forma con el viento y distancia a nuestro favor.En lugar de centrarnos
en lo que hemos perdido, podemos enfocarnos en lo que aún podemos lograr y
ganar.
- Conecta con los demás:
El viento puede ser más fácil de enfrentar cuando viajamos en compañía. “Uno
se sostiene del otro”.Mantener relaciones fuertes y significativas
puede proporcionar apoyo emocional y enriquecimiento personal a medida que
envejecemos en el tiempo y en contra de la distancia.
- Seguir aprendiendo y
creciendo: El viento puede llevarnos a nuevos
lugares y experiencias. Mantener una mente abierta y curiosa nos permitirá
seguir aprendiendo y creciendo a lo largo de toda nuestra vida, sin
importar la distancia que nos quede y sin que el “yo histórico” nos trampeé.
- Cuida tu salud:
Al igual que un barco necesita, atracar en puertos, para realizar un
mantenimiento constante, nuestro cuerpo también necesita cuidados y renovación
para funcionar de manera óptima. Adoptar hábitos saludables como una dieta
equilibrada, ejercicio regular, un sueño reparador y chequeos médicos
regulares puede ayudarnos a envejecer de manera saludable, “contra
viento y marea”. Aquí la distancia no importa y la salud nos da más
tiempo de vivir el “yo presente” .
En
resumen, mis lápices distanciados por el espacio y por el tiempo,
la metáfora de la “distancia como el viento” nos invita a ver la vejez
como una parte natural del ciclo de la vida. Al aceptar el cambio,
adaptarnos a nuevas circunstancias, y encontrar nuestra propia dirección,
podemos construir una vejez plena, activa y saludable. Así el tiempo se hace
infinito y la distancia lo acorta hasta el ultimo minuto. El momento que Dios
quiere que lo acompañe, sin distancia, tiempo, viento que nos moleste y nos
separe.
ARC/24-11-24
No hay comentarios:
Publicar un comentario