La duda se ha colado por una ventana que se abrió en ese instante desgraciado, en el momento en que no hacía falta, pero que llegó de todas maneras.
La duda es como una polilla. Se mete en ese clóset que es el alma con muchas ganas de instalarse para siempre.
Se va comiendo todo lo que hay allí a pedacitos, sin remordimiento. Minuto a minuto, sin descansar.
A la duda no le importa que no tengamos abrigo en el próximo invierno o faldas cortas para el verano. No hay naftalina que la espante, sólo la verdad acaba con ella.
La duda le está dejando la ropa del alma como un colador, y yo aquí me apuro a tejerle un suéter de esperanza.
que lindo e inspirador...
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