No hay espacio de Esperanza que no atraiga, como invitado no
deseado, a su Yan, la desesperanza. Y a veces siento que es más la incómoda
invitada quien convida a la dueña de la casa como si de su fiesta se tratara.
En esta eterna lucha entre dos fuerzas aparentemente opuestas,
pareciera que una de ellas atentara con arropar por completo a la otra.
Pareciera que se esforzara por hacerla desaparecer por completo con el fin de
extender inexorablemente sus dominios. Sin embargo, esto sin lugar a dudas es
sólo posible en el compás del tiempo.
Al colocarme mentalmente en el taijitu
(representación gráfica del Yin y Yan) más que cuestionar las razones por las cuales decaigo en el lado oscuro de la desesperanza, me pregunto qué antorcha y en qué lugar colocarla para hacer notar el lado luminoso.
Conozco lo que está mal. De una forma casi espontánea,identifico las amenazas creando seres mitológicos de apariencia aterradora. A cuenta de poseer los recursos, le doy paso a todo aquello que de manera instantánea opaque la luminosidad que puedo ofrecer y en ocasiones hasta me cuestiono si una pequeña lamparita hace diferencia en el curso de la historia.
Conozco lo que está mal. De una forma casi espontánea,identifico las amenazas creando seres mitológicos de apariencia aterradora. A cuenta de poseer los recursos, le doy paso a todo aquello que de manera instantánea opaque la luminosidad que puedo ofrecer y en ocasiones hasta me cuestiono si una pequeña lamparita hace diferencia en el curso de la historia.
Y es desde allí donde empezaron a brotar las ideas. Es desde
este punto donde nacieron los descubrimientos de dónde alumbrar. Comprendí que puedo
alumbrar con poca eficiencia un estadio con una lámpara de 60 watts, pero sí una pequeña buhardilla donde se generen muchas ideas.
Comprendí que sólo en el hacer está la posibilidad de cambio,
desde lo pequeño, desde lo cotidiano.
Es allí, desde el lado luminoso que puedo contagiar a mi
entorno, tan sólo moviendo la lámpara.
César Yacsirk
Abril 28, 2015
César Yacsirk
Abril 28, 2015
Habrá que mover la lámpara. Gracias César por invitarnos a reflexionar sobre el impacto que podemos tener en nuestro entorno.
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