Érase un joven Viento que vivía en una casa de ladrillos; de vez en cuando le abrían las puertas o ventanas, y el Viento aprovechaba dar un alegre paseo .
Tenía en ello sus eventuales amistades, todas muy variadas conoció: flores, árboles, ardillas, lagartijas, arañas, montañas, ríos; pero el tiempo que excursionaba era corto, así que pronto volvía a su casa de ladrillos. Allí hacía lo que debía, pero sabía que afuera le aguardaban aún muchas cosas nuevas por descubrir.
En una oportunidad pudo ver el Viento una imponente y magestuosa Obra en Construcción, no se parecía aquella a ningún conocido. No era frágil ni tenía la belleza de la Flor; no era de mediana estatura como el Árbol; ni escurridiza como la Ardilla... así fue comparando todo lo que hasta el momento había conocido con Aquel... y se interesó en conocerlo cada vez más, se citaban para conversar y tan bien lo pasaban juntos que dejó el Viento de excursionar. Dedicaba sus paseos a compartir su tiempo junto a aquella inacabada Construcción que lo maravillaba. Admiraba en ella su enorme potencial.
Así poco a poco y tácitamente estuvo decidido, Viento y Construcción deseaban modificar las visitas por algo más permanente. Y fué así como Viento organizó todo, dejó su casa de ladrillos y se mudó junto a su amada Obra en Construcción.
La juventud de aquel Viento no le había permitido descubrir completamente su naturaleza, su amada la sospechaba... y en la juventud de su relación disfrutaba de su brisa, de las caricias que al soplar le proporcionaba, y con su fortaleza contenía sus huracanes. Así poco a poco al transcurrir del tiempo la naturaleza de aquel Viento juvenil se desarrollaba; se acortaban las brisas y se alargaban los huracanes.
La construcción vanamente intentaba añadir ladrillos, mientras Viento convertido en huracán debilitaba sus fuerzas. Lo que podía haber llegado a ser un solitario rascacielo con el tiempo se fue conformando en mantenerse de pie. Finalmente un día decidió cambiar y construirse diferente, planeó ser una Choza Noble, Flexible y Ligera; y... Viento Sereno la acarició.
Elinor
El Viento, luego de la caricia de una madre cuando nacemos, es la primera muestra de amor externo al entorno familiar, con su roce tierno en nuestra piel.
ResponderEliminarGracias por tu carta
Las historias de amor son complejas y simples a la vez. Todas diferentes, todas únicas. Gracias por compartir esta con nosotros Elinor.
ResponderEliminar